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España mantiene sus aspiraciones de ascenso a la Primera División de la Copa de Europa de atletismo

La primera condición para que el atletismo español ascienda a Primera División no se ha cumplido. Era la de que todos los componentes del equipo actuaran en plenitud de forma. Fallaron Corgos en longitud y Bécquer en altura. Los lanzadores Vara y Rosell quedaron últimos en sus pruebas, pero con eso ya se contaba. Esparcia fue el salvador de las ilusiones españolas en la primera jornada de la final B de la Copa de Europa. Su segundo puesto en 10.000 metros se produjo cuando España era cuarta, a seis puntos de Bulgaria.

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Empate a victorias

La buena clasificación de Esparcia, ganada con tesón al final, permitió al equipo volver a recuperar posiciones de privilegio y mantener las máximas aspiraciones ante la jornada de hoy. Las victorias de Ángel Heras en 400 metros, José Luis González en 1.500 y José Alonso en 400 vallas dieron alas al equipo español en los inicios de la jornada de ayer Todos ellos ganaron sus pruebas con autoridad. González puso su chispa de suspense por su deseo de asegurarse el triunfo.González no podía fallar des- pués de sus éxitos en la gira europea. Tenía ante sí un gran compromiso y está cansado de fracasar en ellos. Esta vez su responsabilidad se veía aumentada porque de su actuación dependía en gran parte el futuro de España en la Copa de Europa. González tiene esta temporada unos 300 metros finales como nunca. Pero como rival estaba el suizo Pierre Deleze, uno de los mejores especialistas de todos los tiempos en 1.500 metros. "Es un perro", dice González de él, "se pega hasta el final y entonces es cuando te da el hachazo". González cambió de táctica para la carrera de ayer. Tenía previsto cambiar de ritmo a la entrada de la recta final, cuando ya Deleze no tuviera tiempo de reaccionar. Sabe que jamás el suizo desencadenaría un ataque. Sólo el ataque del yugoslavo Zdravkovic le obligó a improvisar y adelantar el tirón. Por eso al final pasó apuros.

Las tres victorias que llevaba España a poco de comenzar la competición eran por entonces suficientes como para neutralizar el último puesto de Vara y hasta el inesperado séptimo que hizo Bécquer. Sus 19 años le jugaron una mala pasada. El trabajo se le fue acumulando por los nulos que hizo. Acabó nervioso y fallando en la carrera. No pudo con el listón a 2,18 metros de altura. "Estoy cansado este año de salvar esta marca", decía; "creía tener tanta seguridad que hasta pensé en renunciar al último salto para hacerlo sobre una distancia superior. Me equivoqué".

Estas irregulares actuaciones permitían que España, Hungría y Bulgaria no se distanciaran. En el equipo español unos enmendaban lo que otros no eran capaces de hacer. Hasta que llegó Corgos. No sólo fue el puesto, quinto, en el que se clasificó, sino las marcas realizadas, la mejor de 7,78 metros, las que constituyeron una sorpresa. Esta vez no hubo lesión, ni competiciones matutinas, que no le van. La justificación a sus saltos la dio el propio atleta: "La arena del foso era muy blanda. Caía con los pies y no agarraba, el culo se me iba atrás y saltos de ocho metros se me quedaban en bastante menos. En las últimas competiciones me está pasando lo mismo. El problema está en que como he adelgazado cinco kilos desde el año pasado he tenido que variar mi técnica de carrera. y ahora estoy descontrolado".

Fue un atleta modestísimo, Esparcia, el que con una actuación que hará historia si España logra el ascenso, hizo recuperar las ilusiones en el equipo. Esta es la primera temporada que Esparcia puede hacer atletismo en verano. Su trabajo como instructor de tiro en la Policía Nacional sólo le ha permitido hasta ahora correr cross, porque en verano las guardias le rompen el ritmo de entrenamiento. Ahora ya dispone de permisos y los resultados se vieron ayer. Afrontó la carrera a cara de perro, porque sabe que no tiene velocidad final y si la carrera iba lenta quedaría muy mal clasificado. Tuvo que hacer el trabajo él solo, pero sin quemarse. Le dieron ganas de arrojar la toalla, sobre todo, cuando el suizo Huerst tiró fuerte y acusó el cansancio. Pero, sin saber cómo, se recuperó. Y comprendió entonces lo que le había dicho Huerst antes de la carrera: "Yo, amigo de Prieto. Tú, tranquilo. España, bien".

Huerst le estaba haciendo el trabajo. Había roto la carrera y el atleta húngaro, el rival a ganar, quedó rezagado. Esparcia aún tenía que remontar unos puestos para poner puntos de diferencia entre España y Hungría: "No sé de dónde me salieron las fuerzas, pero en un momento determina- do me encontré fenomenal. Ya estoy acostumbrado a sufrir en el cross. La pena es que a lo mejor en casa no me han visto, porque mi familia vive en la huerta de Molinos de los Prados (Albacete), allí no hay luz y el generador andaba estropeado estos días".

Al relevo 4x100 le correspondió rematar la faena de Esparcia. Cumplió con un tercer puesto. Más era difícil hacer porque Florencio Gascón, Juan José Prado, o Ángel Heras y Javier Arques rozaron el récord de España (39.55 segundos). El último relevo 4X400 de hoy tendrá mayor responsabilidad. Dada la igualdad del encuentro, el ascenso se puede decidir en él.

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