Eduardo Chozas no pudo arrebatar a Fabio Parra el jersei blanco del mejor neófito del Tour
Greg Lemond ganó su primera etapa en el Tour en su segundo año de participación. Demostró que puede llegar a cumplir la profecía de Hinault: "Será tan bueno como yo en la contra reloj, pero me supera en la montaña". Lemond despejó toda duda de ser incordiado por Roche. Parra conserva su jersei blanco ya que Chozas sólo pudo restarle 15 segundos, con lo que la diferencia es de 24, a falta de una etapa. Chozas, aun cuando el camino hasta París está salpicado por cuatro metas volantes con bonificaciones, parece haber tirado la toalla. No pudo utilizar bien su cambio y perdió todas sus energías en un repecho nefasto.
La disputa entre Chozas y Parra se adornó convenientemente por las emisoras colombianas con otro duelo supuesto entre Delgado y Herrera. Para mayor emoción y más facilidades radiofónicas, los cuatro corredores salieron seguidos: Parra, Chozas, Herrera y Delgado, por este orden.De este cuádruple duelo resultó vencedor Parra, por cuanto conservó lo que le interesaba, si bien Chozas hizo el mejor tiempo de los cuatro. Tres de ellos iniciaron la prueba concentrados en hacer una buena actuación; sólo Herrera, en una actitud pasota, se dispuso a esperar el momento de la salida sentado en una silla. A falta de 40 segundos accedió a montarse sobre la bicicleta.
La pugna entre Parra y Chozas fue favorable al español en la primera parte del recorrido. En el kilómetro 16, Chozas le sacaba 18 segundos a Parra; en la referencia intermedia del kilómetro 32, la ventaja del español aumentó a 27 segundos.
Todo parecía indicar que Chozas estaba en disposición de quitarle a Parra sus 39 segundos de ventaja; sin embargo, en un repecho aciago, donde muchos corredores se equivocaron con el cambio, Chozas no pudo meter el plato y aguantó la subida con una multiplicación errónea. Ahí se quemó. "Me quedé sin fuerzas", manifestó, y perdió parte de su ventaja. De los cuatro, sólo Chozas usó una rueda lenticular.
Los cuatro cometieron errores. "He calculado mal en un repecho y me he quemado para los restos", dijo Delgado al llegar, tosiendo copiosamente. "Tuve problemas con el cambio", manifestó Parra. "¿Y tú, qué?", le dijo Delgado a Chozas. "Nada, no me entraba el plato en la subida y la he tenido que hacer sin cambiar", contestó. "Eres un valiente", finalizó Delgado. ¿Y Herrera? Herrera casi no habla y cuando lo hace no se le entiende, por el tono tan bajo que emplea. Un periodista le solicitó un buen día que, al menos, levantara la cabeza al hablar. Herrera se marchó sin más, sumamente molesto.
El resto del pelotón español actuó con mejor fortuna que en anteriores ocasiones. Tres corredores, Chozas, Pino y Delgado, entraron entre los 18 primeros. Álvaro Pino estuvo a buen tono y, a una sola pregunta, hizo un resumen de diez minutos sobre lo que le ha parecido el Tour.
Llegó locuaz y desinhibido: No es para tanto el Tour, vino a decir. Como relajado corrió Cabestany, que hizo un tiempo ampliamente desconcertante. "Nada, de paseo", dijo alguien del equipo.
López Ferrón, ex corredor y ayudante de Javier Mínguez en el Zor, recibió el asalto de un perro en la línea de salida. Sufrió varios arañazos en el pecho.
Los cinco mejores
A otro nivel, el de los técnicos y especialistas, la carrera discurrió como una competencia entre los cinco mejores contrarrelojistas, casualmente los cinco primeros de la general, circunstancia que prueba hasta qué punto esta edición del Tour se ha decidido, en un alto porcentaje, en esta especialidad. Más de 200 kilómetros de contrarreloj dan para mucho.
Las primeras referencias concedían ventaja a Lemond e Hinault. Kelly parecía quedar descartado, y sólo Roche y Anderson podían inquietar a la pareja de La Vie Claire. En el segundo tiempo intermedio, sólo Lemond e Hinault habían bajado de los 43 minutos. Al final, cuatro segundos separaban al norteamericano del francés.
No sería una estupidez pensar que Hinault concedió a Lemond su primera victoria en el Tour. Hinault tuvo conocimiento de la diferencia de tiempos en todo momento, y perder cuatro segundos es tarea fácil en los últimos kilómetros. Hinault premió a Lemond por su fidelidad, puesta a dura prueba en las etapas montañosas.
Lemond tuvo ahí amplias posibilidades de arrebatar más minutos a su jefe. Tuvo la mejor oportunidad de su vida de ser líder del Tour y se paró. Llegó llorando de rabia a la meta situada en Luz Ardiden, etapa en la que ganó Pedro Delgado, porque tuvo que contenerse ante otros rivales, pero asumió su papel sin un mal gesto.
"No pensaba en ganar a Bernard sino en superar a Roche", manifestó ayer el norteamericano. "Me sentía superbien y tenía ganas de ganar. Tuve algo de miedo en las curvas porque se trataba de una carrera muy técnica. Espero demostrar que puedo ganar carreras el próximo año".
Lemond cuenta con la promesa de Hinault de que en 1986 se invertirán los papeles. Lemond ha trabajado para Fignon y para Hinault. Ha sido segundo con comodidad cuando ellos han alcanzado, ampliamente, la victoria en el Tour. El norteamericano es un caso único de sacrificio. Su carrera personal puede que haya empezado ayer, con su primera victoria en el Tour.
Clasificaciones
Se disputó ayer la vigesimoprimera etapa del Tour, contra reloj individual de 48 kilómetros de recorrido. Finalizaron la etapa 144 corredores, sin que se produjera ningún abandono.
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