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La caravana

Luis Gómez

En la línea de salida no se espera a nadie para dar comienzo a la etapa. Una caravana de más de 1.000 vehículos se introduce, como si se tratara de un gran embudo, en una carretera que está cortada, en toda su extensión, horas antes del paso de los ciclistas. Da lo mismo 50 que 250 kilómetros, porque ningún automóvil ajeno a la prueba puede transitar por su recorrido. El ciudadano francés acepta de buen grado las molestias.Sentada en la cuneta, ante una mesa portátil y un menú de día de campo, con el parasol bien colocado, la familia media francesa asiste al paso, primero, de una pequeña caravana publicitaria, luego del Tour femenino; más tarde, de un amplio y espectacular desfile de 200 vehículos publicitarios; a continuación, la Prensa, repartida y espaciada en una hilera inacabable; coches de la policía, luces intermitentes y, por fin, los ciclistas. Detrás, todavía, más vehículos: servicios auxiliares, coches de equipo, servicios médicos. Así hasta el coche escoba. Un desfile de una hora.

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Más de 200 vehículos forman la caravana publicitaria, engalanada espectacularmente. Seguirán la prueba. kilómetro a kilómetro, repartiendo gratuitamente folletos publicitarios, gafas, mecheros, bolígrafos, muestras de productos, papel de fumar, camisetas, pegatinas, juguetes de plástico, bolsas, refrescos, hasta el punto de que muchos espectadores de la cuneta se proveen de una cesta para guardar tanto regalo. Es una caravana tan generosa que llega a provocar invasiones de calzada.

El espectáculo

Un motorista circula de pie en una potente moto. Sólo en condiciones orográficas muy difíciles se sienta, pero es uno de los espectáculos que recibe mayores aplausos del público. Un grupo de bellas señoritas conducen una docena de potentes motocicletas, un autobús que simula una computadora, una furgoneta con una enorme cucaracha, otra con un gran caballo que reparte chocolate por la calzada.

La Empresa Nacional de Ferrocarriles Franceses (SCNF) dispone, entre unos vehículos que guardan la forma del ultramoderno tren TGV, de un ventrílocuo que habla para el público durante varias horas. Hasta la central sindical CGT ha incluido automóviles para su propaganda política. No es ningún escándalo formar parte del espectáculo del Tour; todo lo contrario.

Cualquier miembro de la expedición puede guardar su dinero en un banco ambulante o cambiar moneda. Incluso funciona una oficina postal, no sólo para el envío de correspondencia sino para la recepción. Basta poner en el sobre Tour de France para que una carta llegue a un destino que cambia de emplazamiento día tras día. Servicio médico, servicio de auxilio mecánico, abastecimiento de gasolina para los automóviles de los equipos, servicio informático, imprenta, telecomunicaciones.

La etapa termina cuatro horas después de que los ciclistas crucen la línea de meta. Entonces, 2.000 personas estarán alojadas en hoteles y una pequeña red de correos habrá repartido a directores y personal especial un sobre completo con todos los datos referentes a la jornada transcurrida y a las previsiones del día siguiente. A la caravana no le falta ni el parte meteorológico de las próximas 24 horas.

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