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Futre, el joven que dividió a Portugal cuando se le mostró como ejemplo

Julio Jorge Futre, de 19 años, es niño de oro en Portugal. La Prensa de Lisboa y Oporto, donde ha repartido su carrera futbolística, se hizo amplió eco ayer de su inminente paso al Atlético de Madrid. Dos directivos del Atlético estuvieron en Lisboa para cerrar la operación, que intentan llevar con sigilo. Futre es un chaval que, antes de deslumbrar a la afición con sus goles, la dividió acerca de su destino personal. Casi era un niño cuando renunció a todo por el fútbol.

Futre siempre fue un mal estudiante. Tanto, que dejó los estudios colgados en segundo de bachillerato. Optó por la dedicación exclusiva al fútbol con la aprobación de su familia. "Mi padre ha sido muy importante en mi vida; él también fue futbolista y animarme a que yo siguiera su camino fue su mejor consejo. Estoy haciendo lo que más me gusta y lo único para lo que tengo cualidades que me permitan realizarme profesionalmente", recuerda Futre.Cuando realizó estas declaraciones, después de que un sector de la prensa deportiva sacara a relucir el perfil humano de Futre, se desató una gran polémica en Portugal. En un país donde tantos jóvenes sueñan con el fútbol como el camino más seguro y rápido para la promoción social y la fortuna, no se consideró muy oportuno proponer como ejemplo un muchacho que renunciaba deliberadamente a toda otra valorización personal con la aprobación de la familia.

Futre fue un profesional precoz. Al menos, por su dedicación. Cuenta que, cuando no tenía entrenamientos, "jugaba al fútbol hasta en la calle". Alos 13 años abandonó su casa de Montijo, sobre el estuario del río Tajo, para irse a vivir a la residencia que tiene el Spórting de Lisboa. Allí se entregó en cuerpo y alma a los técnicos, hoy orgullosos de haberlo "preparado como un robot".

Con 15 años, Futre tuvo su primera ficha como jugador profesional y dos años más tarde jugaba en Primera División. Era el primer candidato a suplir en todos los partidos, en cuanto la ocasión lo requiriera, a uno de los tres mosqueteros del Spórting, Jordao, Oliveira y Fernandes.

Los médicos comenzaron a preocuparse por lo rápido que quería ascender Futre. La intensa preparación física a la que se sometía resultaba peligrosa para un desarrollo equilibrado. El jugador podría conocer una decadencia tan precoz y rápida como su ascenso.

Futre ignoró las advertencias: "Tengo que trabajar mucho para ganar peso y envergadura, aumentar la velocidad y mejorar técnicamente con la pierna izquierda. Quiero justificar la confianza que se me ha dado y no me importa trabajar lo que haga falta para conseguirlo".

El niño de oro ya ha conseguido lo que quería. Es figura. Del Spórting fue transferido al Oporto, en el que se ha consagrado y hasta eclipsado con sus goles a Gomes. La última temporada conoció lo que es ganar la Liga y la Copa. Ahora sólo espera viajar pronto a Madrid.

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