Los conservadores británicos sufren en Gales su peor derrota electoral desde 1981
La alianza de liberales y socialdemócratas se ha alzado con el triunfo en una elección parcial en Gales considerada crucial para medir el grado de aceptación de los partidos políticos británicos en la mitad del período parlamentario del segundo Gobierno Thatcher, cuyo candidato ha quedado relegado al tercer puesto. El resultado, cuyo recuento final puede calificarse de "no apto para cardiacos", ha sido considerado por los observadores políticos como el peor registrado por el partido conservador en una elección parcial desde 1981.
El candidato liberal, Richard Livsey, se alzó con la victoria por sólo una diferencia de 559 votos sobre el candidato laborista, Richard Willey. Livsey tuvo un total de 13.753 votos; Willey, 13.194, y Christopher Butler, candidato conservador, 10.631. El candidato del Partido Nacionalista Galés sólo consiguió 435 votos, por lo que, de acuerdo con la ley electoral británica, ha perdido su depósito. La afluencia de votantes fue numerosa, el 79,4% de los 48.000 electores que cuenta la circunscripción de Brecon y Radnor, situada en el País de Gales, y la segunda en extensión del Reino Unido, aunque una de las menos pobladas.La derrota del Gobierno es particularmente grave si se considera el hecho de que el anterior diputado conservador por Brecon y Radnor, cuya muerte provocó la convocatoria de la elección parcial, ganó el escaño en las generales de 1983 con una mayoría de cerca de 9.000 votos. Los resultados confirman la recuperación a nivel nacional del partido laborista desde que su actual líder, el galés Neil Kinnock, decidió acentuar el carácter moderado del Labour Party yapartarlo cada vez más de las posiciones de la izquierda radical. Los resultados confirman el clamoroso desastre de las dos últimas encuestas de opinión publicadas a principios de semana, que daban el triunfo a los laboristas con porcentajes del 9% y del 19% sobre la alianza.
Desencanto laborista
Sin embargo, y a pesar de la mejora de posiciones de los laboristas, se ha registrado cierto desencanto en la dirección del partido, que confiaba en la consecución del escaño. Algunos observadores han achacado al triunfalismo de las dos últimas encuestas y a una declaración del líder minero, Arthur Scargill, en el sentido de que era necesaria la convocatoria de una nueva huelga del carbón, el retraimiento de los votantes a última hora y su definitiva opción por el candidato de la alianza. Scargill fue inmediatamente desautorizado por Kinnock, quien hizo una llamada al sentido común de los mineros.El anuncio de los resultados se retrasó casi dos horas a causa de la petición del agente laborista en el distrito de un recuento de los votos, dada la escasa diferencia que separaba a los dos candidatos en cabeza.
El triunfador, William Livsey, manifestó, en una alocución improvisada ante una gran multitud que esperaba el final del recuento en el exterior del Ayuntamiento de Brecon, que los resultados suponían "el fin del thatcherismo", y que igualmente se podían considerar como "un fracaso para los laboristas".
Una encuesta Gallup a escala nacional arroja resultados diferentes a los de Brecon y Radnor, con laboristas y conservadores igualados con el 34%, y la alianza en tercer lugar, con el 30%.
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