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La savia de árbol jóven no sirve para encender fuego de hogar

Encontrarse en sola soledad siempre es malo para el estómago o, en el mejor de los casos, para el ritmo cardiaco. Así se sintieron ayer numerosos operadores que no comprendían cómo la afluencia de papel forzaba a la baja la mayoría de las cotizaciones, especialmente de los valores eléctricos. El descenso de cuatro centésimas en el índice general es el camuflado balance de una sesión de perfil negativo que no pasó a mayores gracias al comportamiento de Telefónica y del sector bancario.La empresa de comunicaciones se muestra muy segura, a pesar de esas nubes surgidas en el horizonte a raíz del acuerdo alcanzado entre AT&T y 18 compañías japonesas. Estos planes no tienen por qué influir en los proyectos de la multinacional norteamericana con Telefónica, aunque vienen a indicar que nadie se puede dormir sobre los laureles. Pero la situación actual de Telefónica se puede medir también por esos 7.500 millones de pesetas nominales, aplicados el pasado día 1 al cambio del 117,25%. Según parece, un paquete destinado a viajar más allá de las fronteras.

El caso es que la inflexión de ayer sembró serias dudas entre los operadores. Casi ninguno esperaba otra cosa que una nueva subida y las realizaciones de beneficios pillaron a casi todos por sorpresa. A excepción, por supuesto, de aquellos que ya sabían los insistentes rumores sobre la salida del Gabinete de Miguel Boyer, en una operación que parece haberse desviado de los deseos iniciales del presidente del Gobierno. La confirmación de este hecho, aunque sólo sea a nivel psicológico, va a ser difícil de digerir por la renta variable.

Y, tal corno está el mercado en estos momentos, es posible que de un extremo se pase al opuesto. Si los mismos factores que influían antes para mal comenzaron a pesar el miércoles para bien, no se puede descartar que se complete el círculo y que hoy vuelvan a adoptar un carácter negativo.

Claro que hay que hablar a un nivel psicológico, porque no es previsible cambio sustancial alguno en las líneas generales que han marcado la política económica socialista, que, indudablemente, tan bien han sentado al mundo del dinero. Además, con el cambio en Exteriores las posturas en favor de la integración con el bloque militar atlantista saldrán fortalecidas, lo que también debe generar una mayor tranquilidad en el capital. Por ello, el imprevisto desenlace de la crisis ministerial puede influir negativamente a nivel inmediato, pero es difícil que sea un freno a más largo plazo.

Pero todo ello es pura anécdota. Más inquietante es que la subasta de pagarés del Tesoro del jueves confirmase el estancamiento de los tipos, mientras que el banco emisor entregaba otros 339.200 millones en la subasta de préstamos al 14,125%, lo que ratifica un leve ascenso del precio del dinero.

Las instituciones siguen con la mosca tras la oreja, y algún análisis defiende que la cota alcanzada el miércoles es el cuarto punto gráfico que determina una clara tendencia bajista. Antes de saber el antiboyerazo, ese mismo estudio señalaba una indecisa evolución futura. En definitiva, una dificil posición de equilibrio que puede romperse para mal.

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