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La lluvia redujo a un partido la primera jornada de Wimbledon

Alex Martínez Roig

Wimbledon abrió ayer sus puertas junto a su fiel pareja: la lluvia. Una tormenta, con gran aparato eléctrico, hizo aplazar el partido del estadounidense John McEnroe y el australiano Peter McNamara y redujo la primera jornada al enfrentamiento entre el checoslovaco Ivan Lendl y el norteamericano Mel Purcell, que concluyó con la victoria del primero por 6-4, 7-6 (7-2) y 7-6 (7-2). Según informa la agencia Efe, la tormenta hizo saltar en pedazos seis lámparas de iluminación, cuyos restos cayeron a la pista sin producir ningún herido. En una sociedad como la británica, especialmente sensibilizada ante los atentados masivos, el efecto de rayos y truenos hizo temer que fuese una bomba.La ausencia de competición no hizo más que llevar a un primer plano de la actualidad las difíciles relaciones de los mejores tenistas con la Prensa amarilla de Fleet Street. El tenis es un deporte popular en el Reino Unido. Los escándalos, los noviazgos y los insultos venden y no hay ningún tipo de limitación para los amarillos. Wimbledon se presenta movido. Si McEnroe esperaba un trato benevolente, se equivocaba. Uno de los diarios londinenses utilizaba una foto de su llegada al aeropuerto de Heathrow para darle la bienvenida en su primera página con este titular: "Mac, el miserable".

En Roland Garros, Martina Navratilova ya vio que iba a ser carne de cañón en Wimbledon. Un periodista londinense se trasladó a París únicamente para hacerle esta pregunta en una conferencia de prensa: "¿Es verdad que su mal juego se debe a los problemas que tiene su amiga Judy Nelson por la custodia de sus hijos?". Martina contestó con ironía ofensiva, pero al día siguiente pudo leer una larga historia en la que se entrecomillaban palabras que no había dicho.

Este año Martina y Chris Evert van a ocupar mucho espacio en los diarios por razones que sobrepasan al tenis. En Londres se van a presentar dos libros autobiográficos sobre ellas. El de Chris Evert, en el que ha colaborado la hija de la primera ministra británica, Margaret Thatcher, trata de los seis años de relaciones entre la jugadora norteamericana y el tenista británico John Lloyd, su marido. La separación temporal de seis meses ocupa un lugar importante.

El libro de Navratilova se titula Martina y es un intento serio de ofrecer una autobiografía de la jugadora. Ha sido escrito por George Vecsey, uno de los mejores columnistas deportivos del New York Times, que ganó el segundo premio de periodismo otorgado por la Generalitat de Cataluña en el Mundial de 1982 por un artículo sobre Barcelona. Vecsey, que dejó de escribir sobre tenis durante la redacción del libro, explicó a EL PAÍS: "Martina ha sido absolutamente sincera en las larguísimas entrevistas que hemos mantenido. Habla de Checoslovaquia, de su descubrimiento de la vida en Occidente, de sus relaciones bisexuales y de su vida en el tenis. Es muy sensible e inteligente y hemos querido escribir un libro serio y profundo".

El problema es que las confesiones serias se van a convertir en mordaza para los diarios amarillos. Ya el año pasado Martina vivió una situación kafkiana. Un periodista llamó a la puerta de su casa a las tres de la mañana "para saber con quién estaba" según explicó ella misma luego. Cuando narró el encuentro, Chris Evert, que entonces estaba separada de John Lloyd, sorprendió a su interlocutora: "A mí también me despertó un periodista esta madrugada". No fue dificil para el reportero porque las dos habían alquilado una casa en la misma calle, una enfrente de la otra.

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Sobre la firma

Alex Martínez Roig
Es de Barcelona, donde comenzó en el periodismo en 'El Periódico' y en Radio Barcelona. En EL PAÍS ha sido redactor jefe de Deportes, creador de Tentaciones, subdirector de EPS y profesor de la Escuela. Ha dirigido los contenidos de Canal + y Movistar +. Es presidente no ejecutivo de Morena Films y asesora a Penguin Random House.

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