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Crítica:El cine en la pequeña pantalla
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Segundo escalón de una bajada

El nuevo programa dedicado por TVE al llamado "cine de medianoche" no comenzó el mes pasado del todo bien pero en su segunda entrega parece que va a peor, a mucho peor. En efecto, si Deliverance, el filme de John Boorman con el que se inauguró el nuevo espacio, era una película de calidades dudosas, pero cinematográficamente con valores aislados evidentes, el filme de hoy no ofrece duda alguna: es una irremediablemente mediocre película francesa, que no merece en absoluto su revisión, y menos en un programa de alta audiencia.Si don Juan fuera mujer, es una película dirigida por el, en otro tiempo famoso, Roger Vadim, que realizó de encargo y para el lucimiento expreso de su ex mujer, Brigitte Bardot, en 1972, ya iniciada la decadencia física -pues decadencia artística no pudo tener quien no tuvo nunca otro arte que el de su bonita piel- de la estrella.

Si don Juan fuese mujer se emite hoy a las 00

30 por TVE-1.

El tandem Bardot-Vadim realizó media docena de malas películas para encandilar con medias tintas, entre golfas, verdes y cínicas, a la cursilería seudoerótica de que se adornó muchos años esta actriz, y que logró durante casi una década romper las taquillas de mundo.

Estímulo erótico

En 1972, las cosas para el citado tandem iban ya por otro lado y este filme es buen indicio de ello, hasta el punto de que resulta más convincente, como estímulo erótico, la aniñada presencia de Jane Birkin que la de la propia Bardot, ya atrapada por la edad y con mucha menos frescura y encanto físico que su ligera oponente.El filme, que no tenía mucho interés en su tiempo, menos lo tendrá ahora. El cine de Roger Vadim ha sido engullido por los zarpazos del tiempo, aunque en realidad no es mucho el tiempo transcurrido. Se trata de un cine superficial, brillante de apariencia, pero absolutamente banal y artificioso, que salvo para algunos curiosos que se quedaron antaño compuestos y sin ver a la Bardot en sus protocolarios desnudos indirectos y en escorzo, carece hoy de la menor significación, de la más mínima importancia.

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