900 trabajadores de FASA-Renault se han acogido ya al plan de bajas incentivadas de la empresa

A punto de finalizar el plazo propuesto por la dirección de FASA-Renault para acogerse al plan de bajas incentivadas, el número de trabajadores que ya lo han aceptado se eleva a 900. Los objetivos que se marcó la empresa con este plan preveían que la medida podía ser aceptada por unos 1.200 trabajadores.

No obstante, la dirección de la empresa espera que en los próximos días -faltan cinco para agotar el plazo- la cifra aumente considerablemente. La plantilla total de FASA-Renault es de 2 1.000 trabajadores.Esta medida de carácter laboral, junto con el plan de inversiones anunciado recientemente por el presidente de la empresa, Manuel Guasch, cuyo importe alcanza los 50.000 millones de pesetas para los próximos tres años, son los dos aspectos básicos que contempla FASA-Reneault para tratar de superar el bache que atraviesa la empresa, una de cuyas consecuencia inmediatas ha sido la suspensión del reparto de dividendo a los accionistas correspondiente al pasado ejercicio. La empresa líder del sector automovilístico en España consiguió en el pasado año unos beneficios de 762 millones de pesetas.

Por otra parte, FASA-Renault tiene previsto solicitar a la Dirección General de Trabajo una nueva regulación de jornada -todavía está sin decidir el plazo y el número de trabajadores que se verían afectados- para el año que viene. En enero de este año, Trabajo aprobó una regulación de jornada en FASA-Renault por 42 días, que afectará a 14.800 trabajadores. De acuerdo con las previsiones de la empresa, el ejercicio en curso se mantendrá en unos niveles similares a los de 1984.

Crisis en Francia

La situación por la que atraviesa FASA-Renault se vincula muy directamente a la crisis que atraviesa la casa matriz en Francia y que, en cierta medida, forzó que las exportaciones de vehículos de su filial española cayeran en 1984 cerca de un 40%. Recientemente, el presidente del grupo Renault, George Besse, anunció que dentro del plan de saneamiento de la empresa había que proceder a la supresión de 21.000 puestos de trabajo para finales de 1986, sobre los 98.000 empleados que componen actualmente la plantilla. Las pérdidas de Renault se elevaron el pasado año a 12.000 millones de francos, lo que equivale a unos 220.000 millones de pesetas.