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La federación inglesa retira a sus clubes de Europa por un año

La Federación Inglesa de Fútbol decidió la retirada de los seis equipos ingleses que debían participar en las competiciones oficiales enropeas durante la próxima temporada, tras la reunión de sus dirigentes con la primera ministra, Margaret Thatcher, y anticipándose quizá a la posible prohibición de la Unión Europea de Fútbol (UEFA) cuando se reúna el próximo 2 de julio. La decisión no afecta a los clubes escoceses, galeses y de Irlanda del Norte, sobre los que la federación inglesa no tiene jurisdicción.

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El anuncio de la federación fue hecho ayer por la tarde, poco antes de que el presidente de la Football Association, Bert Milichip, y el secretario general, Ted Crocker, celebraran una reunión de media hora con la primera ministra, Margaret Thatcher, en el número 10 de Downing Street, para discutir los incidentes registrados en Bruselas durante la celebración de la final de la Copa de Europa entre el Liverpool y el Juventus y que causaron 38 muertos y centenares de heridos.Los equipos ingleses afectados por la decisión de la federación son el Liverpool, el Everton, el Tottenham, el Manchester United, el Southampton y el Norwich. La medida supone un duro golpe a las economías de los clubes y, principalmente, al modesto Norwich, que por vez primera iba a participar en las competiciones europeas y que esperaba resarcirse con su participación de las cuantiosas deudas en las que ha incurrido por los fichajes de nuevos jugadores.

El texto del anuncio de la Footbal Association manifiesta que "el fútbol inglés tiene que poner su casa en orden a través de una cooperación total entre los clubes y el Gobierno, con el fin de asegurar que este comportamiento totalmente intolerable de los aficionados ingleses en el país y en el extranjero se convierta en algo del pasado. Sabemos que la inmensa mayoría del público británico nos ayudará a conseguir estos objetivos".

Por su parte, el presidente del Liverpool, John Smith, que acudió por la mañana a entrevistarse con Margaret Thatcher, hizo pública una declaración, horas antes de conocerse la decisión de la federación, en la que comunicaba la retirada del Liverpool de las competiciones europeas. "No sólo el buen nombre del Liverpool está en entredicho, sino también el de Inglaterra", manifestó Smith.

El fútbol se convirtió ayer en el protagonista de todas las actividades oficiales de Thatcher, que durante la mañana recibió primero al presidente del Liverpool y después a los periodistas radiofónicos y de la televisión que transmitieron el partido desde Bruselas. Después de comer, Margaret Thatcher recibió en audiencia a Millichip y a Crocker, que habían sido llamados urgentemente desde México, donde acompañaban al equipo nacional inglés en una gira preparatoria por la república latinoamericana.

La retirada de los equipos ingleses de las competiciones europeas se había convertido en un clamor de los medios de comunicación. Dos comentarios de dos periódicos nacionales son lo suficientemente ilustrativos a ese respecto. El veterano Times escribía ayer en su editorial: "En este país intentamos evitar la exportación de carne podrida. Por la misma razón debemos mantener en casa a los aficionados futbolísticos que no están en buen estado". Por su parte, el supernacionalista y conservador Daily Express, que siempre ha encontrado excusas para defender las actuaciones inglesas en el exterior, manifestaba esta vez: "Los clubes ingleses deben ser prohibidos de las competiciones que se celebren en el extranjero, bien durante un período fijo de tiempo o hasta que se civilicen lo suficiente como para mezclarse con extranjeros". Del interés y la indignación producida en el Reino Unido por los sucesos de Bruselas da idea el hecho de que el tabloide The Sun, el periódico más vendido de las islas Británicas, con una circulación cercana a los cuatro millones de ejemplares, dedicaba ayer, dos días después de los hechos, nada menos que ocho páginas a comentar los sucesos.

Entre tanto, el presidente del Liverpool ha insistido en que un miembro de la organización racista de extrema derecha National Front (Frente Nacional) fue uno de los iniciadores de los disturbios y que después del partido incluso presumió ante él de haber sido uno de los atacantes. Sin embargo, un portavoz del Frente Nacional en Londres ha rechazado las acusaciones y ha condenado los incidentes. A pesar de la negativa, fuentes policiales han especulado con la posibilidad de que algunos elementos del Frente se hayan introducido en clubes..

Es evidente que Thatcher no hubiera permitido a los dirigentes de la federación tomar medidas menos drásticas. La jefa del Gobierno británico está dispuesta a enviar una legislación de urgencia al Parlamento.

El Gobierno no tendrá ninguna dificultad en conseguir el apoyo del resto de los partidos parlamentarios. El líder laborista, Neil Kinnock, de vacaciones, declaró ayer, en Viena que "básicamente" estaba de acuerdo. Igualmente, Kinnock manifestó que la prohibición sólo debería afectar a los clubes de Inglaterra y no a los de Escocia, Gales e Irlanda del Norte. Kinnock, hijo de mineros, es natural de Gales y representa en la Cámara de los Comunes una circunscripción galesa. Irónicamente, y como demostración de que los delitos no se cometen sólo en el fútbol, el chalé donde habita el matrimonio Kinnock era desvalijado por los ladrones aprovechando la ausencia de sus dueños.

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