Natta asume su responsabilidad en la derrota del PCI
Alessandro Natta, secretario general del Partido Comunista Italiano (PCI), se presentó ayer ante el comité central de su partido no como un derrotado tras los resultados negativos del voto del 12 de mayo pasado, sino como quien sabe que ha perdido una batalla, pero no una guerra. "Si ha habido responsabilidades, aquí estamos los ancianos para responder de ello", dijo con mucha calma, tras haber reconocido que era inútil ocultar la "importante derrota electoral".
Natta resumió en tres puntos la causa de la pérdida de votos: el no haber tomado a tiempo conciencia de algunos cambios profundos de la sociedad, el abandono de la "política de masas" y el no haber sabido presentar a los electores objetivos concretos. También analizó como causa la agresividad socialista y de la Iglesia, pero reconoció al mismo tiempo que el partido se había olvidado últimamente un poco de "la cuestión católica".El secretario del PCI pidió mayor transparencia dentro del partido y mayor democracia interna, afirmando que es necesario "abrir de par en par las puertas a todos". En el turno de intervenciones se apuntaron 142 miembros del comité central, signo del gran interés que existe en este momento por debatir dentro del partido los resultados tan inesperados de las últimas elecciones.
Las primeras impresiones de la tarde de ayer sobre el debate eran que está siendo muy vivo, pero sereno al mismo tiempo; que todos están hablando con gran claridad y franqueza, como había pedido el mismo Natta, y que se advierten muy bien las diversas posiciones dentro del partido. Nadie pidió la cabeza del secretario a causa del resultado negativo del voto. Al revés: todos alabaron su franqueza y su lealtad en aceptar el juicio severo de los electores sin victimismos y sin querer descargar la derrota sobre los, otros.
Mientras tanto, siguen las consultas del Gobierno con sindicatos y partes sociales para intentar evitar el referéndum sobre la escala móvil. Ayer, el Gobierno ofreció a los sindicatos un desagravio fiscal de 130.000 millones de pesetas. Pero para los sindicatos, sobre todo para los comunistas, la cuestión está en la reforma de la escala móvil. Y ésta es la causa que podría hacer fracasar la negociación, cosa que haría inevitable el temido referéndum.
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