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Barrionuevo y el espionaje a los partidos

¿Ha correspondido el debate sobre el espionaje político a la expectación que había producido? No lo parece. En definitiva, los principales argumentos esgrimidos por la oposición han consistido en la exhumación de acusaciones, algunas muy viejas, que pasaron sin pena ni gloria. No es que no sean importantes, pero, evidentemente, se esperaba más. (...)La conclusión en los dos casos, el espionaje y las auditorías, debe ser de reflexión sobre la responsabilidad de las palabras y de los hechos. Si la moralización de la vida pública va a ser una realidad, habrá que empezar por distinguir las simples sospechas y lo demostrado, la presunción de inocencia que debe amparar tanto a las personas individuales como a las instituciones y la culpabilidad probada. La consecuencia de no hacer esas distinciones es que se tienda la sombra de la duda sobre una serie de instituciones y personas que en la duda quedarán mientras no se de muestre su culpa o su inocencia. Pero un país no puede vivir cuando cada día se da un nuevo golpe al prestigio de sus instituciones y de sus servidores.

En el caso del espionaje político hay algo más. El Gobierno ha

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