La URSS, una prueba defensiva para España
LUIS GÓMEZ, ENVIADO ESPECIAL, El comportamiento de la URSS resultó una buena prueba defensiva para la selección española. La URSS dominó claramente el partido y se adjudicó el torneo Ciudad de León; sólo sufrió un ligero despiste al final que permitió una briosa actuación de Epi. España no superó a la URSS en casi ninguna circunstancia, porque los soviéticos pusieron en evidencia que los esquemas tanto de ataque como de defensa estaban aún algo verdes. Los jugadores no han asimilado completamente el nuevo talante de defensa total. Tienen disfunciones y sufren por el ataque.
Los principios defensivos tan absolutos con que juega España, se compensan, según el esquema de Díaz Miguel, con un sistema libre en ataque. Para ello el técnico ha hecho hincapié en el comportamiento de los tiradores. Sin embargo, el sistema no se ha desarrollado bien en los partidos jugados en León y España ha comenzado sus encuentros con malos porcentajes. Contra la URSS, fue pésimo en un principio y acabó en un discreto 48% de aciertos. Ese mal juego de ataque desmotivó, en parte, al sistema defensivo. Díaz Miguel hizo 15 cambios en la primera parte, pero no pudo transmitir agresividad a sus jugadores, hasta el punto de que sólo se robaron seis balones. La URSS jugó casi todo el tiempo amparada en una diferencia cercana a los 20 puntos.
En la reanudación, el panorama no cambió, salvo que la URSS amenazaba con una diferencia mayor. Díaz Miguel no encontraba un tirador acertado, con Epi, Sibilio y Villacampa muy irregulares, e Iturriaga poco seguro. Los tiradores no solían encontrar hueco, ni situaciones cómodas, y los bases, que en un sistema libre es obligado que tiren con frecuencia para hacer descansar la presión sobre los aleros, apenas lo intentaron. Costa y Gil hicieron dos tantos cada uno, por ninguno de Llorente, mientras que Valters, el base soviético, realizaba 22, por 14 de su sustituto Komithius.
En un momento dado, Díaz Miguel se decidió a jugar con tres aleros y un pivot. Buscó hombres rápidos y una presión a toda cancha. Consiguieron robar cinco balones consecutivamente y, guiados por la furia y el acierto de Epi remataron un espectacular parcial de 14-0, que puso el marcador en 104-112, ocho puntos de diferencia, a falta de 3.30 minutos. En ese momento, hubo mala suerte en algunos lanzamientos. Pero fue justo que ganara la URSS, porque dos minutos de buena defensa no merecen ganar un partido.
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