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Los ríos burlan a las montañas cuando sueñan con el mar

La bolsa se mantiene en una situación muy similar a la vivida en la semana anterior, y, ciertamente, ese dato no puede sorprender a nadie, ya que no ha tenido lugar novedad alguna en las últimas horas que pudiera incidir en un cambio de tendencia. Los mismos condicionamientos que registró el mercado en la tanda de san Isidro siguen abonando la apatía de los operadores.Bien es cierto que durante el fin de semana se confirmó que la Reserva Federal norteamericana decidió un descenso de la discount rate (tasa de descuento). Ése debe ser el primer paso para una rebaja generalizada en los tipos preferenciales de interés en la banca, que tendrá su reflejo casi inmediato en los mercados financieros de Europa. Sin embargo, la posibilidad de este descenso en el precio del dinero en Estados Unidos era un secreto a voces, y muchos operadores habrán descontado previamente este acontecimiento.

De todas formas, no se puede obviar que tanto por esta influencia foránea como por la próxima puesta en marcha de la nueva ley sobre tributación de algunos activos financieros (las lenguas viperinas consideran que podría entrar en vigor en la primera semana de junio, para coincidir con el período de presentación de la renta), los tipos de interés españoles tenderán a la baja en los próximos meses, aunque los analistas consideran que es posible un repunte hacia mediados del mes de agosto.

Mientras tanto, los mercados, bursátiles internacionales se encuentran en cotas muy altas y con grandes expectativas de subir, lo que, por una parte, influye en el actual retraimiento de la inversión extranjera, más pendiente de sus bolsas nacionales, cuya situación permite obtener mayores ganancias a corto plazo. Pero, al mismo tiempo, también supone un ejemplo que más tarde o más temprano influirá positivamente en la marcha de las bolsas españolas, que no se encuentran, desde un punto de vista objetivo, tan alejadas de la coyuntura internacional.

Los analistas, teniendo en cuenta estos factores, continúan

mostrándose optimistas sobre la posibilidad de reacción del mercado, y más aún si se valoran otros efectos internos, como la elevada rentabilidad que ofrecen en estos momentos los valores eléctricos -a pocos días de repartir sus dividendos- y que oscila entre un 14% y 16%, muy por encima de otras posibilidades inversoras.

Al mismo tiempo, el aumento de nominal del Santander y los rumores en este mismo sentido sobre Banesto, si se confirman, ejercerán igualmente un efecto inducido, sí no directamente en el sector bancario -ahora prácticamente inaccesible para la especulación, habida cuenta del nuevo sistema de contratación por caja-, sí en el conjunto del mercado.

Pero si las expectativas no son malas, ¿por qué prosigue esa atonía y ese goteo a la baja? La principal razón puede residir en la prudencia de algunas grandes instituciones hasta que no se haya resuelto oficialmente el tema de los intercambios de activos eléctricos. Desde hace algunas jornadas algunos operadores vienen comprando casi todo lo que sale al mercado, aunque el papel continúa siendo muy escaso. Todo un síntoma.

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