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El tiempo es una clase de oro que se escurre entre los dedos

La bolsa no ha necesitado llegar hasta el 40 de mayo para quitarse el sayo de la inhibición, y aunque el balance del primer día de semana no haya sido muy brillante, con una ganancia del índice general de nueve centésimas, los síntomas de mejora no han decepcionado a los operadores.En realidad la subida del indicador del mercado hubiera sido más importante a no ser por el retroceso de Telefónica, un valor que sufre en estos momentos presiones por parte de aquellos que quieren entrar en las acciones novisimas y que a cambio se desprenden de los títulos normales. De todas formas esto será una tormenta de verano que pasará pronto.

Lo importante, según una conclusión asumida por la mayoría de los analistas, es que tanto el pasado viernes como ayer se vienen afianzando las ganancias del sector eléctrico, lo que, dada la situación del mercado, es la mejor prueba de que la bolsa tiene ganas de superar el aburrimiento de meses anteriores.

Los volúmenes de contratación, sin embargo, todavía son demasiado bajos para lo que se espera de este mercado, aunque ya se alejan los raquitismos anteriores. El pasado viernes se negociaron 1.436,1 millones de pesetas efectivos, mientras que las compras a crédito se situaban en 168 millones. Poco, de todas formas, para lo que debe ser la contratación de renta variable en una bolsa como la de Madrid.

Los analistas no pierden de vista que las alternativas inversoras se van a ver sustancialmente recortadas en cuanto entren en vigor las nuevas normas de tributación para determinados activos financieros y que obligarán al reajuste del sistema. Así, a nadie extraña que el mercado hipotecario, por ejemplo, busque nuevas salidas ante la amenaza de asfixia.

Ese hecho, sin embargo, favorece a la bolsa. Y junto a ello la proximidad de los repartos de dividendos aviva el atractivo de algunos títulos de renta variable, aunque sólo sea por la rentabilidad y excluyendo totalmente la especulación. Una y otra están tan íntimamente unidas que es demasiado ingenuo intentar analizarlas por separado.

Los expertos, por otra parte, se afianzan en sus previsiones sobre la continuación del descenso de los tipos de interés, toda vez que la influencia norteamericana parece encauzarse por esta vía. Los gurús de Wall Street han modificado sustancialmente sus previsiones de hace un mes y ahora apuestan por un descenso del precio del dinero como único medio para obtener la reactivación de la economía. En Europa ya empieza a sentirse esa influencia a la baja, y lógicamente España debe de seguir esa misma tendencia, por lo menos a corto plazo.

Vistas así las cosas parece un poco sorprendente que la bolsa no haya reaccionado con mayor ímpetu en esta coyuntura. Los expertos consideran que todavía existen bastantes cautelas entre los inversores, aunque las instituciones comienzan a comprar de una manera tímida, que sólo es comparable a la prudencia que demuestran los vendedores. Entre unos y otros ofrecen una imagen de confianza en el afianzamiento de la tendencia alcista.

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