El retorno de la 'primitiva'
El antiguo sistema de lotería, que data de los tiempos de Carlos III, se reimplantará después del verano
Los españoles se jugaron en 1984 entre dos billones y dos billones y medio de pesetas en máquinas tragaperras, bingos, lotería, quinielas de fútbol, cupón pro ciegos, casinos y quiniela hípica. Pero, por si no fuera suficiente, el otoño les ofrecerá una nueva posibilidad. Recordando la época de Carlos III, vuelve la lotería primitiva, una apuesta mutua en la que el jugador hace pronósticos sobre los números que pueden salir. Vuelve, según algunos, por un deseo o necesidad de aumentar las recaudaciones. Y según los expertos, logrará su posible éxito a costa de otras modalidades.
La lotería nacional o las quinielas podrían verse afectadas, porque, al parecer, la capacidad de jugar de los españoles es difícil que dé para más. "Todo juego tiene su límite, y quizá la lotería nacional haya llegado a él", dice Francisco Zambrana, jefe del Servicio Nacional de Lotería. "Los dos billones o dos billones y medio de pesetas anuales son un triste récord. Un país que juega mucho y trabaja poco no va para arriba. El país tiene que trabajar más, estudiar más, leer más, proteger el arte, restaurar monumentos. Y no dedicarse a jugar de mala manera", afirma José Ignacio Cases, presidente de la Comisión Nacional del Juego.La previsión de que los aproximadamente 270.000 millones de pesetas que se calculaba que iban a jugarse a la lotería nacional en 1984 no se incrementarían más que en un 10% o un 12% cuando termine el presente año podría ser una de las razones para que el Ministerio de Hacienda, a través del Servicio Nacional de Loterías, se haya planteado la introducción de una nueva modalidad de lotería.
La estabilización de las cantidades que los españoles juegan a la lotería viene desde 1977, año en que vuelve a autorizarse el juego en España. A partir de entonces, ese español de cada dos que es, por lo menos, jugador ocasional -según datos de un estudio que prepara el Servicio Nacional de Loterías, más de la mitad de los españoles lo es- decidió diversificar sus tentaciones al azar y alternar, por ejemplo, el décimo de lotería con el cartón de bingo. Y con el tiempo, Hacienda, dispuesta a no perder comba con respecto a las apuestas no dependientes del Estado, se ha planteado reintroducir la lotería primitiva. Para ello hay ya redactadas unas normas, que pueden ver la defintitiva luz verde en un próximo Consejo de
Ministros, y se han realizado todo tipo de pruebas del nuevo sistema.
Más aún. Hacienda, y especialmente el Servicio Nacional de Loterías, atentos al furor lúdico que suponen esos más de dos billones de pesetas anuales que se gastan los ciudadanos de este país en intentar tener más dinero por la vía del azar, están pensando en hacer, para el próximo mes de octubre, un sorteo zodiacal, en el que se sustituiría la serie por uno de los 12 signos astrales. Este sorteo se celebraría una vez al año, y en él se mantendrían los números, pero los premios especiales a la serie y a la fracción serían a un signo del Zodiaco, que iría en el billete en vez del dibujo. El presidente ele la Comisión Nacional del Juego, José Ignacio Cases, que insiste en que su lema es "Lea más y juegue menos", no parece muy partidario de este incremento de la gama de apuestas de diversa índole, y hace hincapié en que "en la comisión nacional, creada en 1977, cuando se despenalizó el juego, no se ha autorizado una sola modalidad nueva".
Las normas por las que se regirá el loto primitivo prevén, según informa Mabel Galaz, la elección, dentro de una tabla de números correlativos, de un determinado número de ellos para optar, mediante sorteo, a los premios fijados. Cada número elegido se considera un pronóstico, y el conjunto de números sobre los que se juega, un bloque o apuesta. El precio de cada apuesta se ha fijado en 25 pesetas, de las cuales se deducirán 1,50 pesetas como retribución abonada por los participantes a los receptores de boletos. Las 23,50 pesetas restantes constituirán la cantidad sobre la cual se aplicará el 55% destinado a premios. Los sorteos se celebrarán los jueves, y serán públicos.
Apuestas de cinco duros
En el bombo, que se accionará eléctricamente, se introducirán, previa comprobación del público, 42 bolas, numeradas del 1 al 42. A continuación se sacarán, por extracción al azar, seis bolas, y una séptima, destinada a fijar un acierto complementario entre quienes adivinen cinco números de los seis primeros.
Las normas de la lotería primitiva establecen también que el porcentaje de la recaudación destinado a premios se distribuirá de la siguiente forma: el 20%, entre los que acierten los seis números en una apuesta de las señaladas en las primeras bolas extraídas, es decir, sin tener en cuenta el de la séptima bola; el 9%, entre los que acierten., en una sola apuesta, cinco números de los señalados en las seis primeras bolas extraídas y, además, el número de la séptima bola; el 34%, entre los que acierten, en una sola apuesta, cinco números de los seis correspondientes a la primera media docena de bolas extraídas, y el 37%, entre los que acierten, en una sola apuesta, cuatro números de los seis correspondientes a las seis primeras bolas extraídas. En el supuesto de que alguna de las categorías quedara sin acertantes, el 50% del porcentaje a ella destinado incrementará a partes iguales el importe del porcentaje de las categorías inferiores.
Si quedaran sin premio todas las categorías, porque ningún concursante consiguiera aciertos, el 50% del total, destinado a premios, se distribuirá entre los que consigan acertar tres números de los seis correspondientes a la primera media docena de bolas extraídas. Con el 50% del importe de la cantidad correspondiente a premios de categorías no acertadas, después de tener carácter definitivos los resultados, se constituirá un fondo de reserva. Podrán jugarse una, tres, cinco o seis apuestas.
Si la lotería nacional ha podido tocar techo, según Francisco Zambrana, jefe del Servicio Nacional de Loterías, la quiniela deportiva "mantiene un ritmo de crecimiento, más o menos a la par del índice de precios al consumo", según manifiesta el propio Zambrana, que es también presidente del Consejo de Administración de las
El retorno de la "primitiva"
quinielas deportivas. Los ingresos por esta modalidad de apuesta fueron en la temporada de 19831984 de 65.214 millones de pesetas, pero en diciembre de 1984 ya tenían una disminución superior al 37% con respecto a igual período de la temporada anterior.
Reino de las tragaperrasEn 1984, los casinos ingresaron 14.393 millones de pesetas por juego y 1.467 millones por máquinas de azar. José Ignacio Cases explica que estas cifras hacen referencia tan sólo a los beneficios de los casinos, y que en el caso del juego, según la ley de los grandes números, tal cifra suele ser el 18% de la cantidad jugada realmente. En las máquinas "es más difícil conocer la cuantía total, porque éstas, en los casinos, suelen dar en premios aproximadamente el 90% de lo que se juega. Por tanto, esos 1.467 millones serían el 10% de lo jugado", sigue Cases. En cuanto a los bingos, en 1984 ingresaron 253.748 millones de pesetas, sin contar Cataluña y el País Vasco, cuyas salas dependen de los respectivos Gobiernos autónomos.
No obstante, el juego que más dinero mueve es el de las máquinas tragaperras de los bares, entre un billón y billón y medio de pesetas el año pasado, aunque, según explica José Ignacio Cases, "ése no es el dinero que sale de los bolsillos, sino el que se mueve, al igual que sucede con los bingos y casinos. De hecho, la cantidad inicial que las tragaperras le cuestan al español puede ser de 200.000 a 300.000 millones de pesetas".
En cuanto al cupón pro ciegos, su venta supuso 44.425 millones de pesetas en 1983, y en 1984, 105.164 millones. Los responsables de la Organización Nacional de Ciegos Españoles (ONCE) achacan la subida a que el nuevo cupón es más competitivo y comercial.
El benjamín de los juegos de azar españoles es la quiniela hípica, a la que se jugaron 4.990 millones en 1984. Esta quiniela ha descendido en relación con la temporada anterior, ya que si en 1984 la recaudación media semanal era de 110 millones de pesetas, la de 1985 no supera los 90 millones.
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