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Los futbolistas del Calvo Sotelo recurren al Defensor del Pueblo

Los jugadores del Calvo Sotelo, de Puertollano (Ciudad Real), de Segunda División, se dirigieron al defensor del pueblo, Joaquín Ruiz Giménez, para exponerle la difícil situación económica del club y que interceda ante quien corresponda para que se les ayude. A los jugadores del Calvo Sotelo se les adeudan los sueldos de estos cuatro primeros meses de año, la paga extraordinaria de Navidad, las primas conseguidas desde esa fecha y toda la ficha anual. El club les pagó en 1985 un total de 45.000 pesetas por jugador.A tres jugadores; Camacho, Jaime y Nani, el club les debe, en total, más de 1.100.000 pesetas de la pasada temporada, que no denunciaron. Uno de los jugadores del equipo manchego confesó el temor de que algún compañero "cobre bajo mano para poder comer".

Desde el pasado mes de enero hasta principios de abril, el club entregó dinero a sus jugadores en dos oportunidades: 450.000 y 500.000 pesetas. Rueda, el capitán del equipo, es el encargado de recibirlo y repartirlo, a partes iguales, entre los 20 jugadores de la plantilla. Ante la situación que viven, a uno de los jugadores del Calvo Sotelo, Sánchez, se le ocurrió la idea de exponérsela al Defensor del Pueblo y el pasado 27 de marzo le dirigió una carta.

Los futbolistas del club de Puertollano tienen, establecidos unos sueldos mensuales que van de las 50.000 a las 100.000 pesetas, cifra que cobran cinco de los 20 que forman su plantilla. La ficha anual más alta corresponde a un jugador que apenas actuó esta temporada, el portero Sánchez, con 3.500.000 pesetas. El equipo ascendió en la última temporada a Segunda División. El ascenso supuso elevar en un 100%, el importe de las primas de la temporada anterior. Los ju -gadores cobran 25.000 pesetas de prima por ganar fuera de casa y 15.000 en la suya.

La recaudación media de los partidos del Calvo Sotelo es de unas 300.000 pesetas, con lo que apenas se ingresa para pagar los gastos que genera la organización del encuentro. La recaudación más elevada que obtuvo el club fue de 1.500.000 pesetas.

El Calvo Sotelo apenas cuenta con 1.800 socios. Su presupuesto para esta temporada es de 68 millones de pesetas, el más bajo de la categoría. La temporada anterior pese a conseguir el ascenso, registró un déficit superior a los 24 millones de pesetas.

La normalidad económica del club y también la de pagos se mantuvo esta temporada hasta el pasado mes de diciembre, fecha en que "se acabó el dinero", como aseguró un futbolista. Algunos de los jugadores del Calvo Sotelo señalan el inicio de esta grave crisis,de esta situación caótica, con la llegada de un nuevo gerente, Santos García, que desempeñó el mismo cargo en el Albacete.

El nuevo gerente elaboró un reglamento de régimen interior en el que se prohibe a los jugadores ir a discotecas y se castiga hasta con 50.000 pesetas la discusión con cualquier directivo.

Ayuda de Enpetrol

El Calvo Sotelo luce publicidad de Enpetrol -empresa que con anterioridad utilizó el mismo nombre que el club de fútbol, al que dio su denominación- en sus camisetas si son de manga larga, porque en las de manga corta no figura. Por este concepto, Enpetrol paga al Calvo Sotelo tres millones de pesetas, la misma cantidad que el año pasado. Pero la empresa ya no sufraga los dos millones por gastos de mantenimiento del campo, con lo que la subvención se reduce a un millón.

Entre los dirigentes y jugadores del Calvo Sotelo existe cierto malestar por este motivo y, sobre todo, porque tienen constancia de que Enpetrol invierte unos 20 millones de pesetas en un equipo de voleibol de Tarragona y casi 200 en la publicidad estática del circuito del Jarama.

El presidente del Calvo Sotelo buscó subvenciones en la Comunidad de Castilla-La Mancha, de la que sólo obtuvo promesas, al igual que de la Diputación Provincial de Ciudad Real. El Ayuntamiento de Puertollano proporcionó al club 1.500.000 pesetas.

La grave crisis económica del club originó situaciones tan complicadas como las que rodearon el viaje a Tenerife. La expedición del Calvo Sotelo estuvo a punto de ser echada del hotel donde se hospedaba porque la agencia con la que realizan los viajes no estaba dispuesta a adelantar más pagos. Los jugadores cenaron ese día bocadillos pagados de su bolsillo.

El día del partido, el delegado del equipo anunció a los jugadores que no les daban el almuerzo. Éstos, entonces, se dirigieron a un supermercado a comprar algún alimento, que finalmente no necesitaron porque comieron en el hotel.

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