La directora y sus chicos
J. M. S. Los trajeron a la vuelta como atracción publicitaria y pueden pasar por ella con más pena que gloria. Los dirige, algo inusual en el ciclismo, una mujer, Robine Morton, que declara una y otra vez que "no vamos a hacer un mal papel". Son los chicos del Xerox Philadelphia, que llegaron desde Estados Unidos sin bicicletas y estrenaron las que montan en Valladolid.
John Eustice, teóricamente su mejor hombre, por aquello de que se proclamó campeón de su país, ya perdió en el prólogo contra reloj más de un minuto. Eustice estuvo en el pasado Giro de Italia y los telespectadores italianos vieron como demarraba en una recta y luego se salía de la carreuxa, al no saber tomar una curva.
Ayer comenzaron a quedarse clavados, y eso que tienen en sus filas a hombres que pueden aconsejarles, como el alemán Rudy Weber que corrió por el Hueso. Pero bebiendo cerveza son maestros consumados, hasta el punto de que ya se han aprendido los nombres de sus marcas preferidas.
El ciclismo norteamericano, que está en plena eclosión, todavía no puede competir profesionalmente con el Europeo. Aunque, claro, todos no son como los chicos del Xerox Philadelphia.
