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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

La censura sumergida

Una vez más -y van unas cuantas-, EL PAIS ha rechazado un artículo mío enviado a la tribuna libre (libre, pero menos). Naturalmente, no faltaba más, el artículo devuelto ha llegado acompañado de una carta muy atenta y educada, en la que se apela como siempre a la socorrida excusa del exceso de originales. Confesar las verdaderas razones del rechazo habría sido, supongo, incorrecto, o quizá más bien indiscreto, quién sabe. ¿Alguien dijo alguna vez que no se debe mentir o, alternativamente, que se debe decir la verdad, aunque moleste? Parece que no, que ahora lo indicado es no molestar, o no molestarse, mejor dicho. Ante todo la eficacia.Fernando Onega decía hace algunos días, en una charla, que ahora hay autocensura. Yo creo que no hay autocensura, sino censura sumergida, que no es lo mismo. No se censura uno a sí mismo; hay alguien que se encarga de censurar a los otros, a los no gratos. Si el medio es de derechas, todo el que no sea carca, es rojo; y, si es de izquierda, todo el que no sea rojo es carca. (He puesto derechas en plural porque hay muchas derechas, mientras que izquierda no hay más que una, y que dure.)

Así, resulta que antes, con la dictadura, publiqué un libro y un montón de artículos, todos criticando lo que había y ensalzando a la democracia, y pude publicarlos a pesar de la censura visible, mientras que ahora, cuando ya llegó la anhelada democracia y no exagero si digo que algo contribuí a que llegara-, ahora no puedo publicar nada, gracias a la censura invisible, o sea, sumergida. No soy lo bastante grato ni a unos ni a otros. Pues no creo que se me haya olvidado escribir en tan corto tiempo.

No hay exceso de originales para que EL PAIS publique todos los días los macarrónicos chistes de Roméu, que maldita la gracia que tienen, pero van derechos a lo suyo. Ni para la columna casi díaría de Vázquez Montalbán, un gran escritor comunista, que un día utiliza EL PAIS para aconsejar a sus colegas del PSUC que defenestren a su secretario general, el Guti. Ni para otros muchos textos por el estilo.

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Pero, en otro orden de cosas, tampoco falta sitio en EL PAIS para ocupar planas enteras con anuncios terroríficos de multinacionales, alguno de ellos tan bochornoso como ese que dice que "los automóviles viajan a kilómetros por hora, y las estrellas lo hacen a años-luz" -como si el años-luz fuera una unidad de velocidad, y no de longitud (un año-luz = 9,46 billones de kilómetros. Sólo la luz puede cubrir un año-luz en un año; por eso se llama así esa distancia, porque es la que recorre la luz en un año. Las estrellas, como cualquier otro objeto de este mundo, tienen que viajar a una velocidad inferior, por poco que sea, a la de la luz).

O para ese sensacional artículo de Alfonso Sastre -Política y geometría-, escrito desde luego de manera sublime, para que sólo quienes sepan leer entre líneas se den cuenta de que se trata de un apasionado alegato pro ETA, o sea, dicho de otro modo, una sublime apología del terrorismo.

Y no me digan que el motivo de no publicar mi artículo fuera que yo me presentaba como secretario general del Partido Riojano Progresista. Pues precisamente por aquellos días publicaba EL PAIS un excelente artículo de Luis Uruñuela, secretario general del Partido Andalucista, en el que se hacía una inteligente presentación de los objetivos de este partido. No creo que EL PAIS tenga nada contra La Rioja.

A veces EL PAIS se complace en demostrar su tolerancia publicando cartas en las que se le critica. No espero que se dé esa complacencia en este caso, pero, si por casualidad ocurriera lo improbable y se publicara esta carta, por favor, que lo sea íntegra.-

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