La 'solución final' de Félix de Azúa
Las originales ideas de Félix de Azúa (EL PAIS, 9 de marzo de 1985) sobre los perros y la cultura, como todas las ideas verdaderamente grandes se caracterizan por su simplicidad. Cualquiera podría esperar de un filósofo, tratando nada menos que la crisis de la cultura, que hiciera reflexiones profundas, llenas de sabiduría aunque difíciles de comprender para los no iniciados. Pero el señor de Azúa nos sorprende con una idea tan elemental como luminosa: la solución final aplicada a toda la población canina de Barcelona. Así de sencillo. Si lo hubiese dicho un político, se diría que estaba inspirado en las tenebrosas fórmulas hitlerianas de extermino colectivo. Y si lo hubiese dicho un ciudadano de a pie, podría lamentarse la banalidad del tema y cierta boba autocomplacencia en la forma de desarrollarlo. Pero lo ha dicho un filósofo y la cosa cambia.Otro gran filósofo -Malebranche- dijo también cosas curiosas acerca de los perros. Según él, son como máquinas, desprovistas de alma y por lo tanto de sensibilidad. Cuando un perro aulla al hacerle daño, es porque sus piezas de máquina chirrían entre sí, como las de cualquier máquina mal engrasada. Lo cual dernuestra, entre otras cosas, que Malebranche no tenía la menor idea de lo que son los perros. "Pasaba de ellos", como se diría en la jerga de nuestros días. Azúa pasa de los perros y pasa también de los intereses, las inclinaciones, las costumbres adquiridas, los sentimientos y hasta de los derechos de las muchas personas que no piensan como él acerca de estos animales. Pero... ¿qué importan los intereses, las inclinaciones, etcétera, de unos cuantos cuando se trata del bien común, traducido en los pisos revalorizados de los barrios altos y otras ventajas por el estilo?.
Lo que el señor de Azúa no nos explica es porqué los perros de los barrios menos altos no ladran o hacen menos excrementos. O será tal vez que al señor de Azúa le interesa menos lo que pasa en las capas bajas de nuestra sociedad. Acaso piense, como el periodista del viejo chiste, al describir un accidente ferroviario, que "afortunadamente todas las víctimas han sido de tercera".-
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