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El Comité Central del PCE decide sustituir a los carrillistas que se niegan a asistir a la conferencia nacional

El Comité Central del PCE celebró ayer la que acaso sea su última reunión con su actual composición, ya que en su transcurso se aprobaron dos medidas que probablemente supondrán una ruptura definitiva con el sector carrillista: la invitación a delegaciones paralelas de Madrid y Valencia para que asistan a la conferencia nacional, que comienza esta mañana, y la convocatoria de una conferencia extraordinaria en Madrid, lo que implica la retirada formal de los poderes al comité regional, encabezado por el carrillista Adolfo Piñedo.

MadridLa oposición del sector minoritario asistente a la reunión urgentemente convocada para ayer noche del Comité Central no logró impedir que la dirección nacional del partido consumase de hecho, con este paso, la escisión en Madrid, organización en la que militan los principales dirigentes carrillistas, como Piñedo, Norberto Buenache o el propio Carillo.La resolución por la que se aprueba la convocatoria de una conferencia extraordinaria en Madrid fue aprobada por 56 votos a favor y con la abstención del sector carrillista. En cuanto a Valencia, se aprobó otra resolución por la que el congreso extraordinario del PCE del País Valenciano se convocará una vez finalice el proceso de consultas a las bases, en el que ayer participó el vicesecretario general, Nicolás Sartorius. Según el portavoz Andreu Claret, este proceso de consultas concluirá en los próximos días, y el congreso se celebrará en el plazo máximo de dos meses.

La conferencia extraordinaria de Madrid se celebrará, de acuerdo con la propuesta surgida ayer del Comité Central, en el plazo de un mes, y en ella se elegirá con toda probabilidad un nuevo comité regional más afín a la dirección que actualmente encarna Gerardo Iglesias. Fuentes carrillistas dijeron que no aceptarán tal medida: "Nosotros somos la dirección regional legítima, y nos mantendremos como tales". Ello hace que, de hecho, coexistan ya dos PCE diferentes en Madrid, y que esta realidad vaya a consumarse con la próxima celebración de la conferencia extraordinaria convocada ayer.

Local por local

"Si ellos nos quitan el comité local de Móstoles, por ejemplo, nosotros abriremos otro local al lado, con un cartel donde: ponga comité local de Móstoles del PCE", dijo ayer Piñedo, expresando gráficamente la situación que probablemente vivirá la organización comunista en Madrid dentro de algunas semanas.Representantes de la minoría que ayer asistieron a la reunión extraordinaria del Comité Central -Carrillo no hizo acto de presencia- insistieron en que hoy no asistirán a la conferencia nacional comunista, que se prolongará hasta el próximo domingo. Ello explica el hecho de que el comité central invitase a delegaciones paralelas, compuestas por militantes gerardistas madrileños y valencianos, para que hoy estén presentes en este acto.

El debate de lo que será la convergencia de izquierda, idea originalmente lanzada por el vicesecretario general Nicolás Sartorius y propuesta por Iglesias, ocupará previsiblemente la mayor parte del tiempo en los debates de la conferencia nacional, una vez que las discusiones internas quedarán automáticamente excluidas por la ausencia de la minoría. Carrillo y sus seguidores convocaron, en contrapartida, una conferencia de prensa para mañana, en la que expondrán sus principales líneas de discrepancia con la convergencia de izquierda y con los métodos, "represivos" según la minoría, empleados por el secretariado que encabeza Iglesias.

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La minoría expresó ayer, una vez más, su convencimiento de que el fin último de la dirección del PCE consiste en expulsar del partido a Carrillo, a Piñedo "y a varios miles de carrillistas". Pero portavoces cualificados del mayoritario sector gerardista negaron que tal cosa haya sido siquiera discutida formalmente.

Sin embargo, dada la situación de ruptura de hecho que se vive en el seno del PCE, se plantean serias interrogantes acerca de lo que, finalmente, ocurrirá en las próximas semanas. En primer lugar, porque los acontecimientos vividos recientemente han ahondado la brecha entre la dirección nacional, por un lado, y Santiago Carrillo, actualmente portavoz parlamentario del partido, por otro. En las actuales circunstancias, la permanencia del ex secretario general en su escaño parlamentario supone un serio quebradero de cabeza para Iglesias y sus seguidores, que desde hace ya meses mantenían una situación de práctica incomunicación con su principal representante en el Congreso.

En segundo lugar, la pervivencia de hecho de dos organizaciones paralelas en Madrid -y pronto, presumiblemente, en Valencia, Galicia y el País Vasco, amén de algunas provincias aisladas, si el secretaríado no logra llegar a rápidos acuerdos con- las respectivas direcciones sectoriales- sugiere negras perspectivas cara a las próximas elecciones. Ambas partes admiten que, en las actuales circunstancias, se hace imposible el diseño de una táctica preelectoral, y más imposible aún la preparación de una campaña y la confección de listas.

Las expulsiones

Todo ello indica que el secretariado se verá forzado a sustanciar cuanto antes la división interna, cortando de raiz el proceso de deterioro que vive el partido, aún a costa de la separación del mismo de algunos millares de militantes. Sin embargo, por el momento se rechaza la idea de practicar expulsiones, señalando que fue precisamente la expulsión de los llamados "renovadores", realizada cuando Carrillo ocupaba la secretaría general, tiene gran parte de culpa de la situación que hoy vive el partido.La conferencia nacional comenzará con la lectura del informe que Gerardo Iglesias en el que se propone formalmente la articulación de una estrategia para llevar adelante la convergencia con otros grupos de izquierda.

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