Dos nuevas muertes elevan a 14 el número de víctimas del accidente de Setúbal

La muerte de Inmaculada Pitalúa, de 10 años, y del segundo conductor del camión portugués, José Manuel Latum, eleva a 14 las víctimas -de los cuales 12 eran de nacionalidad española- en el accidente de circulación ocurrido el pasado martes cerca de la ciudad portuguesa de Setúbal.Durante la tarde de ayer, helicópteros de la fuerza aérea portuguesa transportaron hacia la residencia sanitaria La Paz, de Madrid, los heridos aún internados en los hospitales de Setúbal y Lisboa que fueron considerados en condición de soportar el viaje. Al final de la tarde apenas quedaban internados en Lisboa y Oporto los heridos más graves o recién operados, dos de ellos en estado etítico, según los últimos partes médicos.

La colaboración prestada por las autoridades portuguesas ha facilitado también los trámites legales para el traslado de los cuerpos de las víctimas mortales, que se hará por carretera y a medida que se concluyan las respectivas autopsias. Algunas de las víctimas mortales seguirán directamente desde Lisboa hacia Asturias y Galicia, donde serán enterradas, según la voluntad de las familias.

Entre los heridos que viajaron ayer a Madrid figuran tres miembros de la familia Morán-Arribas; entre ellos, el niño Sergio Morán Arribas, que figuraba en la lista de los muertos divulgada por las autoridades portuguesas debido a una confusión con Luis Miguel Pitalúa, de 13 años, hermano de Inmaculada, la niña fallecida ayer en el hospital de San José de Lisboa.

El exceso de velocidad y un fallo humano en la utilización del sistema de frenos por parte del conductor del autobús español de la firma Germán López Torres, de Jaén, son aportados como causas más probables del desastre. La policía portuguesa subraya que la ausencia de testigos oculares dificulta la reconstrucción de los hechos: las huellas dejadas en el suelo por los violentos frenazos de los dos vehículos envueltos en el choque, el autobús español y el trailer de la cooperativa lechera portuguesa Ucal, eximen de responsabilidades al chófer portugués, que murió en el acto; pero el eventual exceso de velocidad del vehículo español es apenas una sospecha, basada en la violencia del choque, y desmentida por algunos de los pasajeros del autocar.