El torero Rafael de Paula ingresa en prisión tras declarar sobre el atentado contra el amante de su esposa
Rafael de Paula, diestro jerezano y gitano, cuyo verdadero nombre es Rafael Soto Moreno, y el empresario de la plaza de toros de Éibar (Guipúzcoa), Enrique Vidarte, amigo íntimo del torero, ingresaron ayer como detenidos en la prisión provincial de Cádiz, El Puerto 2 (El Puerto de Santa María), por presunta implicación en la agresión producida con arma blanca por dos presuntos delincuentes habituales en la persona de José Gómez Carrillo, ex futbolista del Cádiz CF y ex subdirector del casino Bahía de Cádiz. Al herido se le atribuyen relaciones sentimentales con la esposa del diestro, Marina Muñoz. En estos momentos son ya cuatro los detenidos en relación al caso: los dos atacantes directos -retenidos en Salamanca, donde fueron localizados-, el torero y el empresario taurino, estos últimos por posible inducción.
CádizEl matador fue detenido en la tarde del martes en la misma plaza de toros de El Puerto de Santa María al finalizar la corrida que abría temporada en ese coso taurino.Los hechos ocurrieron el pasado día 8, cuando dos individuos entraron en el domicilio particular del ex jugador del Cádiz, asestándole varios navajazos. Las heridas, de carácter leve, necesitaron varios puntos de sutura en pecho y brazos. Aunque no se produjo denuncia, las pesquisas policiales llevaron a la detención de José Rodríguez Zafra y Osvaldo Prado Jiménez. Sus declaraciones trajeron como consecuencia la detención en cadena del empresario de Éibar y del torero de Jerez. Enrique Vidarte, amigo íntimo de Paula, había sido un apoderado improvisado, contratando corridas por toda la zona norte, ya que el apoderado oficial del matador es José Luis Marca.
Los dos presuntos agresores declararon en principio haber realizado la acción por encargo de una tercera persona, que resultaría, ser Enrique Vidarte. Tras las declaraciones prestadas por el torero y su amigo el empresario taurino ante el Juzgado de Instrucción número 2 de El Puerto de Santa María, la defensa ha negado toda relación con los hechos. Ha reconocido, sin embargo, que los dos individuos trabajaban para el empresario vasco, pero que se encontraban de vacaciones en el momento de ocurrir los hechos. También se ha admitido que éste les entregó 25.000 pesetas, pero que desconocía en qué iban a ser utilizadas. Según la versión de la defensa, no hubo dinero por medio, sino que fue una actuación "acalorada" de dos aficionados que se consideran muy paulistas.
Además de los dos detenidos, ayer prestó declaración un detective privado portuense, Galán Benegas, a quien Rafael de Paula había encargado el pasado verano una investigación sobre la presunta infidelidad de su esposa.
En crisis
Desde este verano el matrimonio había entrado en clara crisis, cuando, además de ser de dominio público la relación entre Gómez Carrillo y Marina Muñoz, el diestro les sorprendió en el apartamento de su propiedad en una urbanización de El Puerto de Santa María. Se sabe que en ese momento no hubo ningún tipo de violencia, aunque desde ese momento el matrimonio vivía separado y los tres hijos quedaron al cuidado de la madre. La esposa del torero acudió también ayer al juzgado, acompañada de su hermana, aunque no prestó declaración.La tarde de San José, Rafael de Paula dio la alternativa a un joven torero gaditano, Emilio Oliva. En los corrillos taurinos, insistentes rumores habían hecho temer su posible ausencia del festejo por razones personales. El estado de ánimo del torero era seguido con punzante atención y muchos son los testimonios que aseguran no asombrarse de lo ocurrido.
El cielo no anunciaba una faena en calma; las nubes y el viento hicieron juego con la tormentosa actuación del torero, que estuvo mal ante sus dos astados. Al final, mientras sus compañeros de terna, José Luis Galloso y Emilio Oliva, salían triunfantes a hombros, él abandonaba la plaza custodiado por inspectores de policía. En un hotel cercano cambió su traje nazareno y oro por otro de calle. Los miembros de la cuadrilla observaron asombrados la acción e insistieron en pedir explicaciones a los agentes. Éstos llevaron al detenido a comisaría, donde pasó la noche.
Ante el juzgado tuvieron que declarar también varios periodistas gráficos que fueron agredidos por el hermano mayor de Rafael de Paula, que, al sentirse objetivo de las cámaras cuando lloraba abatido, reaccionó violentamente causando importantes destrozos.
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