Felipe Montalbán

Felipe Montalbán es un empresario joven, de 28 años, ambicioso y emprendedor, que intenta, a través de la empresa que dirige -Spain Trading, SA-, exportar la moda española de calidad y diseño, actuando como intermediario entre las firmas y los compradores extranjeros. Forma parte de esa nueva generación empresarial de jóvenes que, "por necesidad y ambición", según reconoce él mismo, se ha lanzado a conquistar los mercados, con todos los riesgos que ello implica.

MadridNo tiene pinta de empresario, en el sentido clásico. Es uno más de esa nueva generación de empresarios jóvenes, ambiciosos e inconformistas con su situación, que se lanzan al mercado en busca del éxito y el dinero. Es serio, profesional, seguro de sí mismo y eminentemente europeo. Incluso la sede de la oficina, donde predomina -el blanco y el negro, respira un aire vanguardista, de la vieja Europa.

Vestido en tonos grises y corbata de cuero, Felipe Montalbán reconoce, a pesar de su firmeza al hablar, que le da cierto miedo esta nueva experiencia, quizá recordando a su padre, también empresario, "para quien la empresa era toda su vida, y cuando llegó la crisis él murió con ella". Inmediatamente después afirma, dentro del carácter optimista que le caracteriza, que "esto no se va a hundir".

De familia medía, Felipe Montalbán empezó a estudiar arquitectura, y después de trabajar unos años en la empresa constructora de su padre, le nombraron director comercial de una empresa de bolsos y zapatos "porque sabía inglés y francés". A raíz de su experiencia dentro de esta empresa decidió dedicar su vida al comercio exterior. Su ambición le llevó a constituir la empresa que hoy dirige. "Si yo no me hubiera lanzado a montar esto, me hubiera quedado siempre de director comercial de una empresa que no es tuya", afirma Felipe Montalbán.

"Cuando me decidí, la gente me decía que estaba loco, que no lo lograría nunca, y me ponían ejemplos de anteriores experiencias en este sentido y que habían fracasado". Ahora, con una empresa que baraja cifras importantes, se muestra orgulloso y satisfecho, porque en su último viaje a París "conseguimos vender nuestros zapatos a los italianos", el mercado por excelencia del diseño.

En opinión de Felipe Montalbán, el empresario español medio no está preparado para su salida internacional. "El empresario tiene que tomar conciencia de que el comercio internacional no admite lo que se está admitiendo en España", y señala que "ahora en nuestro país se empiezan a etiquetar las prendas".

Él pretende dar un nuevo aire, más europeo e internacional, a su empresa, y para ello considera que lo principal es la seriedad y la profesionalidad. "Yo cuando doy mi palabra, la cumplo a rajatabla", afirma.

Felipe Montalbán, casado, dedica todo su tiempo a trabajar y a viajar. Su vida transcurre normalmente en Tokio, o París, o Nueva York, o Múnich, con alguna parada en Madrid para volver a organizar otro nuevo viaje. "De momento, quiero llevar personalmente todos los contactos en el exterior". Entre sus proyectos más inmediatos figura la apertura de una oficina en Nueva York.

Fuma sin parar y dice que tiene un hobby, la fotografía, aunque se pone tenso y, nervioso cuando el fotógrafo le pide que pose y sonría ante la cámara. No sabe qué hacer con las manos, y entre flash y flash enciende un nuevo cigarro.