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La derecha francesa consolida su avance electoral

Soledad Gallego-Díaz

La mayoría gubernamental francesa (Partido Socialista y Movimiento de los Radicales de Izquierda) y el partido comunista perdieron ayer 10 departamentos en la segunda vuelta de las elecciones cantonales francesas. Los resultados definitivos de las elecciones no se sabrán hasta hoy, pero algunos datos parciales indican que la izquierda ha conseguido movilizar a sus simpatizantes: la abstención no superará el 31% y en términos absolutos la izquierda puede haber obtenido un 46,5% de los votos, frente a un 53% de la derecha, lo que supondría 1,7 puntos más que la primera vuelta.

ParísLos portavoces socialistas se declararon satisfechos, aunque admiten que el resultado no es suficiente, y contentos por el comportamiento del electorado comunista, que en buena parte acudió a las urnas para apoyar al candidato gubernamental, siguiendo las instrucciones de su secretario general, Georges Marchais. El Partido Comunista Francés (PCF), por el contrario, estima que un 20% de los votantes socialistas ha preferido apoyar a la derecha antes que a un comunista.La disciplina republicana (apoyar al candidato de la línea política más próxima cuando queda mejor situado en la primera vuelta) ha funcionado bien en la derecha. La mayoría de los electores, que votó el domingo día 10 a favor del partido de extrema derecha Frente Nacional, (FN) apoyó ayer a los candidatos de la Asamblea para la República (RPR) que preside Jacques Chirac. Por el contrario, los electores de la derecha clásica han preferido en la mayor parte de los casos abstenerse o incluso apoyar a un socialista antes que a los amigos de Le Pen.

"Estoy satisfecho de los resultados", afirmó el dirigente del FN, Jean Marie Le Pen, porque demuestra que nuestros simpatizantes son disciplinados y responsables y que han seguido nuestras instrucciones: evitar a cualquier precio que ganara un candidato socialista o comunista". El dirigente de la extrema derecha criticó, sin embargo, vivamente a Jacques Chirac por no haber apoyado a los candidatos del Frente Nacional que quedaron en primera posición. "La Asamblea para la República nos ha apuñalado", explicó Le Pen, "pero nosotros hemos demostrado que somos una fuerza política respetable, de auténtica oposición, y que tendrán que contar con nosotros".

Los dirigentes socialistas consideraron, por su parte, que la pérdida de algunos departamentos no ha sido catastrófica y que en cualquier caso sus resultados globales son mejores que los anunciados por la derecha. "Hemos aumentado con respecto a las elecciones europeas y con respecto a la primera vuelta", afirmó Jean Poperem. Todos los miembros del Gobierno que se presentaron como candidatas han sido elegidos o reelegidos.

La izquierda, que contaba hasta ahora con 36 departamentos, contra 59 de la derecha, pasa a controlar sólo 26.

Intranquilidad socialista

Los socialistas no pueden, lógicamente, sentirse tranquilos. Un sondeo realizado ayer mismo a la salida de los colegios electorales indica que la mayoría de los votantes mantendrá su intención política en las legislativas del año próximo. Si la actual relación de fuerzas se mantiene, la izquierda perdería la mayoría de la Asamblea Nacional y el presidente de la República, el socialista François Mitterrand, se vería obligado a pedir a la derecha que formara gobierno.La gran lección que puede sacar de estos comicios locales la mayoría gubernamental es que no tiene ninguna posibilidad de mantenerse en el poder en 1986 si no modifica el actual sistema electoral. Se impone cada día más, desde el punto de vista de los socialistas, una reforma de la ley que permita introducir una cierta dosis de proporcionalidad. Según las proyecciones realizadas de acuerdo con los datos de la primera vuelta, los socialistas obtendrían en 1986 sólo una cincuentena de diputados y los comunistas unos 20, mientras que la derecha superaría así los 200.

La modificación del ley electoral puede ser confirmada el próximo miércoles por el primer ministro, Laurent Fabius, que intervendrá, como es habitual en él, 15 minutos ante las pantallas de televisión. Uno de los esquemas posibles es que se mantenga el sistema mayoritario en circunscripciones con menos de 500.000 habitantes, mientras que en las demás se introduce la representación proporcional plena, lo que permitiría al Partido Socialista, si mantiene sus actuales porcentajes de voto, superar ampliamente la barrera de los 100 diputados.

"Cuatro años de gobierno socialista han convencido a los franceses de que deben arrebatarles el poder", explicó el secretario general del RPR, Jacques Toubon. El Partido Socialista es consciente de que la experiencia realizada por los Gobiernos de Pierre Mauroy fueron un completo fracaso y pretende ahora gobernar con parámetros capitalistas.

Para la derecha el resultado de las elecciones cantonales es netamente favorable. Tanto el RPR como la Unión para la Democracia Francesa (UDF) han recogido ampliamente el voto del descontento. Sin embargo, no han conseguido convertir su victoria en un gran triunfo y los socialistas no han soportado las elecciones cantonales como si fuera una derrota premonitoria.

El gran problema de la derecha es hora cómo unirse para instrumentalizar ese malestar de cara a las legislativas y qué relaciones mantener con la extrema derecha de Jean Marie Le Pen.

El dirigente del Frente Nacional teme que se le condene al ostracismo, como proponen destacados diputados de la derecha clásica, pero confía en la introducción de la proporcionalidad para forzar a Jacques Chirac y a Valéri Giscard D'Estaing a entablar conversaciones antes de la cita electoral de 1986.

Los dos partidos clásicos, por su parte, tienen que arreglársela para no llegar a acuerdos con e partido de Jean Marie Le Pen, sin alejarse por ello de su electorado que supone casi un 9%.

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