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Distracción

El humo que hace cierta política española, como aquel de Frank Sinatra, también ciega los ojos. Al menos esa negra fumata cegadora es la que muchos denuncian con histeria cuando sucede algo capaz de sacudir la monotonía. Y aseguran que Palazón, el comisario Novás, las auditorías de infarto, los líos de Banca Catalana o esos dólares de Gray-Adicsa no son más que follones que están siendo utilizados como cortinas de humo. Ahora resulta que las cosas graves que ocurren, en realidad sólo ocurren como humaredas astutas para distraer la atención de otros asuntos. O resulta sencillamente que esos titulares de miocardio que excitan la libido del fiscal de guardia no son más que botes de humo destinados a ocultar el humo de los botes del adversario. Sabíamos que la política. era un arte difícil y rebuscado, pero nunca hasta ese extremo metafísico, humante y asfixiador.Lo intolerable, por lo visto, no es la fuga de capitales, el soborno multinacional, la malversación bancaria o las corrupciones auditadas, sino la manipulación de esos escándalos mayúsculos e impepinables como humo ocultador de cuestiones de mayor envergadura. Estoy dispuesto a admitir que el caso Adicsa es una cortina de humo gubernamental, o, como dice el propio Palazón, que la historia de los capitales fugados no es más que una aviesa estratagema para distraer la opinión. Pero, por Dios, que me digan inmediatamente qué terribles secretos quieren ocultar los socialistas con tanta humareda. Porque si esos escándalos financieros que implosionan todas las semanas no son más que argucias para robar la atención de asuntos mayores, lógico será suponer que los enigmas que tan celosamente esconde Felipe González en los sótanos de la Moncloa tienen que estar a la altura de las enormes cortinas de humo. Y, sinceramente, una vez que ya sabemos cuál va a ser la actitud el Gobierno ante la OTAN y la televisión privada, no veo yo en la política de este divertido país de segunda división secretos de mayor enjundia. Aunque tiene su sentido llamar a esos escándalos financieros maniobras de distracción: el personal lo pasa en grande con las ¡das y venidas de tanta pasta gansa. Es una distracción de telefilme.

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