De la brillantez de Atenas a la incertidumbre de Madrid

Los Campeonatos de Europa de pista cubierta que se celebraron el pasado fin de semana en Atenas fueron un modelo de organización. La espaciosidad de la pista permitió jornadas de cinco horas, repartidas en dos sesiones, de un atletismo intenso, sin un momento de ocio, en el que tan pronto se celebraba el 1.500 como saltaba Sjoeberg, lanzaba Machura o corría Marlies Goehr. En Madrid, el próximo año, esto no será posible. Las reducidas dimensiones del Palacio de los Deportes obligarán prácticamente a que cuando se celebre una prueba, las demás tengan que esperar a que termine, lo que producirá muchos tiempos muertos y jornadas rnuy largas, quizá repartidas en tres sesiones diarias.El atletismo en pista cubierta es, ante todo, espectáculo. El éxito de Atenas fue el gran dinamismo que alcanzaron los campeonatos. Los horarios se cumplieron escrupulosamente y cada sesión se resolvió en dos horas y media. En Madrid esto no será posible. Está decidido que los próximos Europeos de pista cubierta sean en el Palacio de los Deportes de Madrid, aunque su celebración sea un paso atrás en la agilización del atletismo. La obsoleta estructura del recinto, construido hace 25 años, no puede competir con las más moder nas instalaciones -Milán, Budapest, París o Atenas-, en las que el atletismo de pista cubierta alcanza su máxima expresión, y se tratará -a base de remiendos- de ofrecer unos campeonatos dignos, pero que inevitablemente resultarán de escasa lucidez.

A unos campeonatos asisten unos 300 atletas. Es preciso hacer eliminatorias para que a la final lleguen sólo los mejores. Esta selección lleva tiempo, y más en el Palacio de los Deportes, porque sólo tiene cuatro calles. En ellas se celebran los 200, 400, 800, 1.500 y 3.000 metros. En el espacio interior se reparten las restantes pruebas: 60 metros, 60 vallas, longitud, triple salto, altura, pértiga y peso.

Lo normal es que se celebren varias pruebas a la vez, lo que supone el entorpecimiento de unos atletas a otros, ya que se cruzan las distintas pruebas.

Cuanto menor sea el espacio, más difícil resulta compaginar la celebración de, por ejemplo, las vallas, el lanzamiento de peso y la longitud. En Madrid el problema se agudiza porque en algunos concursos los atletas tienen poco espacio para su talonamiento, con lo que tienen. que pisar la pista de carreras, interrumpiendo éstas.

Cuando no es.posible superponer las pruebas, el programa se tiene que alargar, lo que va en detrirriento del espectáculo. Los tiempos muertos sobre la pista, esperando la celebración de una carrera o el salto de un atleta, aburren al espectador y alargan la jornada extraordinariamente. Una de las posibles soluciones que se debatirá es que los campeonatos que se celebren en Madrid tengan tres sesiones en cada una de las dos jornadas.

La Federación Española de Atletismo estuvo representada en Atenas por el presidente, Juan Manuel de Hoz; el vicepresidente, Guillermo Ros; el secretario general, José Luis Alonso; el tesorero, Emilio Cea, y el jefe de prensa, Gerardo Cebrián, además del cuadro técnico de consejeros. Había que tomar notas. Al contrario que en otros campeonatos, en Atenas no hubo presentación de la sede de la próxima edición, que es la que corresponde a Madrid. Tampoco se conoce, de momento, el informe federativo que, teóricamente, debieron realizar.

Romà Cuyàs, secretario de Estado para el Deporte, se ha interesado sobre el problema de celebrar los Europeos en Madrid y ha solicitado un escrito a la federación. Ésta debate los remiendos a emplear: sala de calentamiento, en uno de los pasillos inferiores del palacio o en una carpa instalada en los aledaños; centro de prensa, en un hotel próximo; arreglos interiores, a cargo de la Comunidad Autónoma de Madrid; celebración de 50 metros en lugar de 60, para que los atletas tengan más espacio para frenar su carrera, y prohibición a los fotógrafos de entrar en la pista central, con el fin de que no contribuyan a congestionar aún más el recinto. El proyecto húngaro de elevar la pista al nivel superior del velódromo supondría una gran inversión sin posibilidad de amortizarla.