'Juzgado de guardia' o la radio viva

El papel de la radio como medio de información popular y la necesidad de que la justicia baje de su peana sacralizadora y se aproxime a los ciudadanos no podían encontrar un comunicador más eficaz que el magistrado, Joaquín Navarro Estevan. El juez Navarro, titular de un juzgado de instrucción de Madrid, de la mano de ese gran profesional del periodismo radiofónico que es Manolo Ferreras, consigue cada sábado, desde hace dos meses, llevar a los radioyentes una sensación gratificante y poco común: quienes administran justicia están para proteger a los ciudadanos y para garantizarle sus derechos y libertades mucho antes que para condenarlos.Acostumbrados a que el aparato judicial sea un instrumento que nos deja boquiabiertos con su lenguaje inextricable y absurdo, nos pasma con su liturgia de togas y estrados y nos amedrenta con su poder conminatorio y apabullante, el hablar sencillo de un juez, fácilmente comprensible por sus oyentes y rigurosamente respetuoso con todos y cada uno de sus interlocutores, se convierte en un regalo para la sensibilidad jurídica y un premio seguramente inmerecido para quienes alardean huecamente de la necesidad de prestigiar la justicia. Dentro del programa sabatino de Ferreras En días como éstos, de Radio 1, el espacio Juzgado de guardia, que se emite a las 11.30, es una ventana abierta ala difusión de ese modelo constitucional de juez del que muchos magistrados teorizan pero pocos encarnan.

El esquema de Juzgado de guardia es muy sencillo: unos minutos, muy pocos, durante los que el magistrado expone sucintamente el terna del día, por lo general de gran actualidad (la prisión preventiva, la influencia del alcohol en la delincuencia, las agresiones sexuales en el matrimonio, la improcedencia de tomarse la justicia por su mano, la evasión de capitales, las garantías del detenido ... ), y a continuación los oyentes preguntan en directo, a través del teléfono, al juez, que les responde cumplidamente. Cuando al juzgado del que es titular el magistrado Navarro Estevan le corresponde guardia en sábado, la audacia del espacio le lleva a trasladar los micrófonos al local judicial, y desde allí se hace el programa en vivo. Los oyentes aprenden, además, para qué sirve un juzgado de guardia.

No cabe duda de que, sobre todo las primeras semanas, las cuestiones que los radioyentes plantean al magistrado no siempre se atienen al tema introducido, ni muchas veces ofrecen el conveniente interés general, ni guardan en ocasiones el debido respeto a las formas o los requisitos jurídicos.

Lo importante es que a todos ellos escucha el magistrado con una atención que es la mejor prueba de su respeto, y para todos tiene una palabra de explicación, de amparo, de enseñanza. A unos, los que están enfadados, les exhorta a la tolerancia; a otros, los que acusan despiadadamente, les recuerda el principio de la presunción de inocencia, tan poco practicado entre nosotros; a los que se equivocan o preguntan sin ton ni son, les indica el trámite correcto, la instancia adecuada, el mecanismo jurídico que puede hacer prosperar su demanda. Iniciativas periodísticas de este tipo contribuirán a que los ciudadanos terminen perdiendo el miedo a los jueces, que no es poco.