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Crítica:VISTO / OIDO
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El guirigay y los 'extranjeros' del deporte televisado

Más dificil todavía. La programación deportiva de televisión continúasiendo una selva y, lo que es más grave, la han ocupado extranjeros.

El programa Tiempo para el deporte, surgido recientemente con enormes posibilidades de tiempo (a veces toda una tarde) en la Segunda Cadena, ha tocado fondo en las pocas semanas, de triste vida que lleva. Hoy tiene una nueva oportunidad, pero resulta lamentable haber comprobado ya que si antes no había imágenes por incompetencia, ésta no ha desaparecido cuando las hay (y muy buenas), y es capaz de torpedearlas o incluso anularlas, como sucedió el sábado último, sin ir más lejos.

Aún permanecían calientes momentos inenarrables en las pasadas semifinales del Masters de tenis, cuando a un espectador negro, por el hecho de serlo, se le adjudicó por las buenas ser Carl Lewis en el colmo de la ignorancia. O se repitió time-break (es tie-break, desempate) preguntando qué era eso. Y todo ello a estas alturas, en atletismo o tenis, dos deportes no precisamente desconocidos ya en España. Elio toda la sensación, claro, que se trataba no de bromas o divulgación, sino de confirmar el propio desconocimiento. Aquello fue un guirigay de tamaño regular, ya denunciado.

Pero lo de la semana pasada fue nuevo. No hubo lugar siquiera al guirigay. El programa, en su primera retransmisión, ofreció la Superbowl del año pasado, final del campeonato del fútbol americano, en lugar de la anunciada de este año, celebrada el sábado 19, en Palo Alto, California. El vídeo emitido fue ya pasado en su día por el espacio Tiempo y marca. El presentador, Bernardino Lombao, alegó que al abrir el paquete en que debía venir la cinta, sólo apareció un papel con los datos.

Pero ahí no quedó todo. También se rizó el rizo. Hubo cinco invitados que no pudieron comentar lo que no hubo y tampoco la final anterior, porque ya lo había hecho, y muy bien, en su momento, Guillermo Laich. Insólito, aunque, en realidad, todo es lo mismo. Para TVE, claro, cuyo problema en deportes, lógico como consecuencia particular de un todo, parece endémico. Pero siguen funcionado los pasillos. Y los despachos. Y Tomás Zardoya, jefe de todo ello.

Hace unos meses se dejó de contar con los servicios de Antolín García por sus vinculaciones con la empresa publicitaria Unipublic. Al menos, aun discutiendo sus capacidades, al igual que con Lombao, no se le podía considerar ya un advenedizo. Aunque su base profesional siempre fue el doblaje, colaboró largos años en retransmisiones de balonmano, atletismo (deporte que practicó) y gimnasia, fundamentalmente, antes de caer con el ciclismo. El actual presentador de Tiempo para el deporte, alto directivo de una conocida marca de artículos deportivos (al igual que lo es en otra José Luis Martínez, asesor en Objetivo-92), inició su caminar por TVE con la serie de programas De Olimpia a Los Ángeles, el año pasado, todos grabados. Ahora ha pasado al directo. Su bagaje periodístico: haber sido atleta y entrenador, preparador físico en baloncesto y jugar con Pedro Ferrándiz al golf todas las semanas.

De la publicidad audiovisual hemos pasado al comercio de material deportivo. En TVE todo es posible y repetible. En realidad, es la moda de los curanderos que se hacen médicos. Y mientras éstos protestan, y con razón, y esgrimen un carné, en el caso periodístico, donde lo de menos es el carné, lo que se confunde es quien hace del comunicar una profesión, por encima de carnés, y quien la utiliza, pero no será nunca un periodista. El colaborador colabora, pero no puede ni debe suplantar al profesional. Lola Flores no es el ideal del periodista radiofónico, por ejemplo. Es Lola Flores, simplemente.

En TVE parece que dentro de poco sobrarán los periodistas. Los deportivos, al menos. De hecho, están en retirada. Se ha pasado del todo a la nada, y ambas cosas son malas. De los osados colegas que hablaban de todo, incluso de lo que no sabían, se ha llegado a los nombres conocidos, viejos competidores, sólo algunos entendidos, no todos, porque no se ha preparado a profesionales (con honrosas excepciones), o no se les busca. La fórmula inicial, de apoyo en las retransmisiones con atletas de amplios conocimientos en las distintas modalidades, dio indudable entidad a los comentarios. Nunca había sucedido en TVE, aunque sólo fuese una simple copia, tardía, como siempre, de lo que sucedía fuera de España. Fueron los casos de Paquito Fernández Ochoa en esquí, o de José Novillo en gimnasia deportiva y de Susana Mendizábal en gimnasia rítmica.

Pasó el tiempo y los acompañantes, extranjeros, ya casi van solos. Los tres citados lo hacen bien en su parcela determinada, aunque tampoco es disculpa, pues ni ellos mismos deben estar a gusto con responsabilidades que no les competen. Lombao, en cambio, lo asume todo, en todas las modalidades. Por eso le aparece y desaparece el guirigay. Y TVE, claro, se lo consiente.

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