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Alfonso Romero consiguió el mayor éxito español en el europeo juvenil de ajedrez

Alfonso Romero Holmes, de 19 años, consiguió a principios de enero el mayor éxito español en el Campeonato de Europa juvenil de ajedrez, disputado en la ciudad holandesa de Groningen. Romero, hijo de madre irlandesa y padre madrileño, no festejó, sin embargo, su subcampeonato. El segundo puesto le supo a derrota. Estuvo tan cerca del título dé campeón como no había estado antes jugador español alguno, pero los nervios le traicionaron en la última partida. Al final, compartió el primer puesto con el sueco Ferdinand Heyers, pero éste se llevó el máximo trofeo por haberle vencido en su duelo particular. Romero quiere ser ahora maestro internacional.

Este estudiante de segundo curso de periodismo nunca se ha considerado un niño prodigio del ajedrez. Su padre y su hermano mayor, Camilo, le enseñaron a jugar cuando cumplió los ocho años. "Aprendí mucho jugando con Camilo y pronto le empecé a ganar", explica Alfonso. Tres años después ingresó en la Uniò Graciense de Ajedrez y empezó a dedicarse, casi plenamente, al juego-ciencia. En un mismo año obtuvo todo un récord. De ser un simple tercera pasa a ser preferente, obteniendo en ese paso el título de campeón de Cataluña de primera categoría. Él nunca hubiese imaginado que ocho años más tarde ocuparía el segundo puesto en el europeo juvenil y ganaría el premio a la brillantez en una partida en la que venció al maestro internacional soviético Lembit Oll. "Cuando uno es un niño, la mente no le llega para pensar en futuros triunfos".La carrera de Alfonso Romero no podía ser tan meteórica y pronto conoció el sinsabor de la derrota. "Jugué un Open de Preferente y quedé el último. Me desmoralicé y dejé el ajedrez durante dos años. Yo creía que era un jugador muy bueno, que era un genio, pero los inalos resultados que obtuve en ese Open me decepcionaron. Volví con 15 años como si empezara de cero y desde entonces he ido mejorando poco a poco". Ha mejorado tanto que en Groningen obtuvo el mayor éxito español en el Campeonato de Europa.

Tal clasificación permite a Alfonso Romero solicitar a la Federación Internacional de Ajedrez, por mediación de la federación española, el título de maestro internacional.

"Yo creo que es justo que se me conceda este título por haber empatado en el primer puesto a puntos con el campeón. Yo se lo he pedido al presidente de la española, Román Torán, que es vicepresidente de la internacional, para que él lo solicite en el próximo Congreso de la FIDE, que se celebrará en mayo". El título de maestro internacional se concede a aquellos jugadores que triunfan en un torneo importante o que acumulan una serie de buenos resultados en varios torneos. De haber ganado en Groningen, Alfonso Romero habría obtenido el título automáticamente.

"La última partida del campeonato" señala Alfonso, "la perdí con un israelí, uno que no es europeo, pero que compite como tal. Yo acusé la responsabilidad, perdí los nervios. Él me ofreció tablas y yo las rechacé porque necesitaba la victoria y porque había observado que el sueco tenía una posición favorable en su match particular. Yo forcé la victoria y me equivoqué. El sueco se limitó a hacer tablas y fue campeón".

Los días han pasado y Romero ha recuperado el buen humor. Él no es un jugador que esté pendiente todo el día de las piezas y del tablero. "Antes de disputar un torneo dedico dos horas y media diarias a la preparación". Aficionado al baloncesto y al tenis, reparte su tiempo entre la facultad de Ciencias de la Información y escuchar a Bruce Springsteen y, también, música clásica.

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