La policía investiga en la Casa de la Moneda
Una de las primeras medidas que ha adoptado el nuevo equipo gestor de la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre, cuyo director es desde el pasado 5 de enero César Ramírez, ha sido la de solicitar los servicios del Cuerpo Superior de Policía para tratar de solucionar las irregularidades económicas detectadas en la gestión de su predecesor. Junto a esto, César Ramírez ha congelado varios expedientes de compra, por un importe conjunto de unos 1.000 millones de pesetas, que serán revisados en las próximas semanas, al tiempo que, a partir del miércoles de la semana que viene, se iniciarán unas conversaciones entre los responsables de la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre (FNMT) y los principales proveedores del organismo público.
Los problemas en la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre salieron a la luz tras sendos informes emitidos por la Intervención Delegada en el organismo público y por la Intervención General de la Administración los pasados 7 de noviembre y 7 de diciembre de 1984.
De acuerdo con dichos trabajos, que fueron elevados al propio ministro de Economía y Hacienda, Miguel Boyer, existían indicios de irregularidades en la gestión de la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre que, "sin poder traducirse", según afirma textualmente un comunicado interno enviado por el propio Miguel Boyer, "en acusaciones concretas por carecerse de pruebas suficientes, en el momento de las notificaciones podrían ser signo de perjuicios a la Hacienda Pública y, en todo caso, estaban creando en la Fábrica un cierto estado de desmoralización y de sospechas".
Ceses fulminantes
A consecuencia de los dos informes, Miguel Boyer pidió el cese en sus cargos al anterior director, Francisco Balaguer, y al subdirector, Guillermo Piera, que habían sido designados por el actual Gobierno en junio de 1983.Uno de los primeros pasos que ha dado el nuevo-director, César Ramírez, ha sido el de abrir investigaciones, incluso a nivel policial, sobre los indicios razonables de irregularidades. En este sentido, y según fuentes solventes de la propia Fábrica Nacional de Moneda y Timbre, se han descubierto indicios de chantajes e intentos de extorsión a algunos proveedores.
En estos intentos se ha llegado a afirmar, por ejemplo, que parte de las comisiones pedidas iban dirigidas a las arcas del Partido Socialista y que estaban avaladas por el mismo Ministerio de Economía y Hacienda.
Las irregularidades, cuya cuantía no ha podido ser especificada todavía, pero que en cualquier caso superarían los 100 millones de pesetas, se centraban en la compra de las materias primas, básicamente papel y tintas. La Fábrica Nacional de Moneda y Timbre compra anualmente productos por valor de unos 11.000 millones de pesetas, de los que aproximadamente la mitad corresponden a compras de materias primas. De acuerdo con las instrucciones formuladas por Miguel Boyer, no se descarta la intervención judicial.
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