La nueva ejecutiva de los socialistas gallegos, elegida con apenas el 30% de los votos de los delegados
El IV Congreso del Partido Socialista de Galicia-PSOE concluyó anoche en un clima de máxima tensión, con la aprobación de una candidatura de síntesis que sólo obtuvo el apoyo de un 30% de los delegados, según estimaciones. Abucheos, caras largas e incluso divisiones públicas entre los componentes de la mesa del congreso hacen temer una corta pervivencia de la nueva ejecutiva, encabezada por Antolín Sánchez Presedo. La sombra de un no muy lejano congreso extraordinario planeaba ayer sobre Orense, cuando las fuerzas políticas en Galicia están ya lanzadas a una precampaña para las próximas elecciones autonómicas.
ENVIADO ESPECIAL
La aprobación, con una abstención cercana al 70%, del intento de candidatura de síntesis apresuradamente formada poco antes de la clausura de este IV congreso del PSG no fue bastante para paliar el clima de desunión que flota sobre el partido. Aunque casi todos los sectores del socialismo gallego se encontraban representados en la nueva ejecutiva, nadie parecía contento con los resultados de un congreso que acabó en un clima de tensión, pese a los llamamientos a la unidad hechos por el secretario de organización de la ejecutiva federal, José María Txiki Benegas, único representantes de la dirección nacional del PSOE presente en la sesión de clausura.Ésta, prevista para mediodía, se retrasó hasta poco después de las diez de la noche, consecuencia de las últimas negociaciones para llegar a la candidatura final.
Antolín Sánchez Presedo, 31 años, alcalde de Betanzos, vicesecretario general del PSG hasta ahora y representantes del sector de La Coruña que dirige, desde a sombra, el alcalde de esta ciudad, Francisco Vázquez, fue elegido nuevo secretario general del PSG con un apoyo de tan solo 1.914 mandatos sobre un total de 7.000.
El anuncio de la designación de Sánchez Presedo fue recibido con fuertes abucheos por una parte de los delegados, mientras otros trataban de imponerse gritando "unidad, unidad". El hasta ahora secretario general, el orensano Antonío Rodríguez, fue designado presidente de la Ejecutiva, en este intento de candidatura de síntesis, completado con la designación como vicesecretario general del alcalde de Vigo, Manuel Soto, rival político de Sánchez Presedo y de Vázquez.
Otros líderes sectoriales del galleguismo, el nacionalismo, o el oficialismo del socialismo regional, también estarán representados en la ejecutiva, conformando un difícil equilibrio, forzado ayer a última hora con la intervención directa de Benegas, tras más de 20 horas de negociaciones.
Lo apresurado de la solución buscada para poder poner fin al Congreso hizo que las caras serias fuesen algo general en la sesión de clausura: el descontento era patente en los rostros de la nueva ejecutiva. La intervención pacificadora de Benegas, gracias al cual pudo, al menos, lograrse una fórmula, también fue criticada por un sector de los delegados.
"Rebelión de las bases"
El hecho de que el nuevo presidente del PSG sea el secretario general de la ejecutiva saliente, cuya gestión fue rechazada en votación durante la madrugada del sábado, así como que el nuevo secretario general fuese hasta ahora vicesecretario en la ejecutiva saliente, fue valorado de manera negativa por buen número de delegados que, a la hora de la votación, y tras algunos pateos a la lista de la nueva dirección general, fueron poco sensibles a los llamamientos a la unidad y prefirieron votar en blanco o abstenerse, en lo que un asistente calificó como "rebelión de las bases".La personalidad del nuevo secretario general, Antolín Sánchez Presedo, permite pensar en un triunfo relativo del sector coruñesista de Francisco Vázquez. Sin embargo, su principal rival en el interior del partido, Manuel Soto, cabeza del sector oficialista en el sur (Vigo), también tendrá una importante representación en la ejecutiva, lo mismo que Manuel Barros, igualmente de Vigo, pero enfrentado, a su vez, con Soto, y representante, de alguna manera, de una cierta tercera vía, en el complejo mapa socialista gallego.
Los primeros cálculos indican que el equilibrio en la ejecutiva del PSG será difícil, y que los pasos iniciales de la nueva dirección del partido no serán sencillos. Por ejemplo, la designación de un candidato para encabezar las listas a la presidencia de la Xunta en las próximas elecciones, deberá, necesariamente, remitirse a la ejecutiva federal; dado que las divergencias entre los sectores norte y sur del partido, o coruñesistas y oficialista de Vigo, harían, imposible el acuerdo en torno a un solo nombre.
En efecto, Soto parecía el hombre destinado por Vigo para enfrentarse al aliancista Gerardo Fernández Albor para presidir la Xunta autonómica, mientras La Coruña, que rechaza con firmeza el nombre de Soto, postula al diputado Abel Caballero o al actual director general de Ordenación Pesquera, Fernando González Laxe. En cualquier caso, el clima surgido de los tres días de tensión que ha durado este congreso no resultará precisamente beneficioso para las posibilidades electorales de los socialistas en las elecciones autonómicas de octubre.
La imagen transmitida por la Prensa gallega, tras tres días de componendas, personalismos y prácticamente nula discusión de fondo, resulta casi unánimemente negativa, y a ello debe unirse la hostilidad provocada en algunas zonas de la región por los sacrificios impuestos por la reconversión industrial.
Tanto la imagen de desunión entre los socialistas gallegos como las consecuencias de la reconversión dictada por el Gobierno central en los astilleros de Ferrol y Vigo, están comenzando a ser exhaustivamente explotadas por la coalición Popular y por medios de la propia Xunta, en manos de AP.
El clima de fricciones y falta de solidaridad evidenciado en este cuarto congreso del PSG-PSOE no es sino un reflejo, tal vez corregido y aumentado, de lo que ocurre en general en las fuerzas políticas gallegas, cuando todas ellas se aprestan a afrontar unas decisivas elecciones autonómicas.
Paralelamente al Congreso socialista, una cierta crisis estalló en el seno de la Alianza Popular de Galicia, cuando algunos sectores, cercanos a la diputada María Víctoria Fernández España y a su marido, criticaron públicamente al vicepresidente de la Xunta, José Luis Barreiro.
Al tiempo, varios concejales aliancistas de Verín se pasaban, igualmente, en estos mismos días al PDP, socio de AP en la Coalición Popular, pero cuyas relaciones con el partido de Fraga pasan aquí por constantes altibajos.
El vicepresidente nacional de AP, Miguel Herrero de Miñón, recorre estos días Galicia, en lo que parece un intento de "tomar contacto" ante la precampaña electoral que ya ha dado comienzo de hecho.
La tercera de las grandes fuerzas en presencia, la centrista Coalición Galega, reunió su consejo político también en estas jornadas congresuales socialistas y precisamente en Orense. CG, cuyos portavoces rechazaron tajantemente una vez más la alianza con Coalición Popular parece tener ciertas dificultades en seleccionar el nombre de quién será su candidato a la Xunta.
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