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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

La crisis del PCE

Venimos asistiendo en los últimos días a un nuevo brote de la crisis del PCE. Nuevas disgregaciones, bien sazonadas con las críticas que, desde dentro, prodiga Carrillo hacia la actual dirección con su proverbial inteligencia política (¿astucia?)... Y, por supuesto, todo ello acompañado por la sonrisa, entre irónica y alborozada, de los poderes fácticos y del eco estrepitoso de todos los medios de comunicación, que disfrutan contemplando cómo se desangra el antiguo gigante de la izquierda española, ahora caído.Y, sin embargo, creo que, pese a todo el estrépito, se están olvidando de destacar algo esencial, no sé si por inadvertencia, por obvio, o premeditadamante: a saber, que en el PCE, tras el acceso de Gerardo Iglesias a la secretaría general, no ha habido ningún proceso generalizado de expulsión de militantes por motivos de opinión; que todos los prosoviéticos, que tanto hablan de que no se respetan sus derechos en el partido (habría que ver qué respetarían ellos si tuvieran poder suficiente), se han ido porque han querido, porque pensaban que, con su demagogia, era posible sacar tajada del momento de crisis y de reflexíón autocrítica en el que se encuentra el partido. Esto hay que recalcarlo. Porque ellos nunca protestaron (Gallego, Ballesteros) por la expulsión de los discrepantes. Y ahora se atreven a hablar de democracia interna. Hoy pueden discrepar libremente; sin embargo, han preferido irse, contribuyendo a desmoronar un poco más el partido.A pesar de todo, pienso (frente a la opinión reflejada en su editorial del 21 de diciembre) que estas fugas, si bien es cierto que producen un efecto de cara a la opinión pública claramente negativo, no dejan de tener su aspecto positivo, al clarificar más la situación interna del PCE y al facilitar una mayor profundización en la tarea de autocrítica (siempre constructiva) que se está realizando. Porque no olvidemos que el PCE es el único partido político español que está realizando una labor seria de reconstrucción de sus bases y de sus objetivos. Así es posible que logre convertirse realmente en el partido de izquierda (de la de verdad) que necesita nuestro país. Abandonados los dogmas y la liturgia de la III Internacional, rechazando la tentación de convertirse en un partido vagamente progresista o democrático-radical, tendremos, por fin, un verdadero partido de izquierdas, sin dogmatismo, pero también sin claudicaciones.-

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