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Reportaje:CONSUMO

La fascinación de los juguetes Cada edad tiene su objeto seductor, por más que influya la propaganda

Los juguetes ocupan el quinto lugar de los productos de consumo por delante de libros, revistas y periódicos, según fuentes de este sector. Hay un dato revelado sobre el impacto del juguete en estas fechas de Navidad: de ése quinto puesto es capaz de pasar al segundo en diciembre y enero Entre estos dos meses logra vender ni más ni menos que el 70% de su producción. Según la Asociación Nacional de Fabricantes de Juguetes el gasto publicitario en esos mismos meses muy bien a alcanzar también el 70% de todo el año. En 1982 se gastaron en los 12 meses en anuncios de televisión 2.300 millones de pesetas, bajando 220 millones en el pasado año 1983; es decir, un total de 2.080 millones.Esta sucesión de estadísticas conduce a la conclusión de que el juego se practica principalmente en unas fechas determinadas, marcadas por las Navidades. Sin embargo, ya que el juego es la vida del niño, habrá que pensar que reducirlo a estos meses desvirtua su valor pedagógico y lúdico.

Para el niño, el juego es un universo en pequeño, es la imagen de la vida, es un reflejo de la sociedad. Gracias al juego, el niño madura, desarrolla sus aspectos débiles, manifiesta su forma de ser.

Entre tanto, también comprenderá que los juguetes deben adaptarse a cada edad, a cada niño, a cada época estacional. Y de la misma forma que no se le compran cinco pares de zapatos de una vez para todo el año, el juguete debe adaptarse a cada momento. De ahí que los juegos y los juguetes no puedan depender de la intensidad de la publicidad en fechas determinadas, sino del desarrollo y las necesidades de su propio hijo.

La televisión les ofrece los juguetes estrella, los que están de moda, los sofisticiados, y no los más baratos. En cambio, en su propia casa dispone de botones, papel de periódico, tacos de madera, hilo y cuerda, lápices de colores, cartón, ropa y calzado que no utiliza. Todo eso que tiene arrinconado es muy barato. Son los juguetes que no se compran, se inventan.

Pero para hacer de todo esto una realidad hay que contar con una cosa. Existe un juguete al que no hay que cambiarle las pilas: ése es el adulto. El adulto, usted, sí es un buen juguete. Al menos es aquel con el que el niño jugará durante años. Dedique un poco de tiempo a jugar con sus hijos. No olvide que su cultura es distinta a la de ellos, lo mismo que la suya se diferenció de la de sus padres. El tipo de sociedad que les toca y les tocará vivir va en continuo cambio. No le extrañe si su hijo juega a lavar la ropa o dormir al muñeco, o su hija conduce un tractor.

DE MES EN MES

Cuando el bebé alcanza el primer sus ojitos siguen con curiosidad todo aquello que se mueve. Un cordón con bolas, suspendido de un lado a otro de la cuna, es un bonito obsequio.Hacia el tercer mes ya coge los objetos. Un sonajero o una campanilla le intrigan y le fascinan. A los seis-siete meses se propondrá jugar sentado y coger, con grandes esfuerzos, por supuesto, los cubitos que se obstinan en escapársele de las manos. Unos anillos para morder con sus encías, así como cubitos y muñecos de trapo, le entusiasmarán.

Y llega a los siete-ocho meses. En esa edad se divierte tirando pelotas, muñecos, en fin, todo aquello que sea lanzable para sus fuerzas. Pero llega a los nueve meses. Es justo la edad de las cuatro patas. El bebé explora su entorno. Si anda él solo, el peligro está en todas partes. Durante este período adora golpear, provocar ruidos y marcos en la cabeza de los mayores. O sea, que los juguetes de bricolage, simples instrumentos para la música, le encantarán.

DE AÑO EN AÑO

Ya ha alcanzado el primer año. Primera vela apagada y ya comienza a andar. A veces incluso hasta hace pis en su orinal. Y los animales a los que, jugando, puede tirar de una cuerda, libros con imágenes, juguetes que flotan en el agua, serán sus preferidos.

Entre el año y el año y medio comenzará a imitar en muchas cosas a los mayores, o al menos le gustará hacerlo. Hace los trabajos de casa o lee el periódico. Intentará hacer trenes y casas con cubitos. Todo esto, con uno los dos años. A esa edad rebosará de imaginación. Se disfrazará, vaciará los botes que encuentre a su paso y los volverá a llenar. Continuará con estos juegos hasta los cuatro. Por tanto, conviene regalarle animales, cubitos de diferentes tamaños, triciclos y carretillas, cubos y palas, muñecos y carritos, libros con imágenes y colores, material de dibujo y pintura.

Entre los tres y los cuatro años conocerá su apasionamiento por la música y las canciones, reunirá piezas esparcidas y las organizará. Será capaz de realizar teatro de marionetas, rompecabezas de grandes piezas, tiendas de campaña o casitas donde pueda aislarse. A los cuatro años salta, trepa, hace torres y da vueltas sobre sí mismo manteniendo el equilibrio. Colecciona todo tipo de objetos, como botones, canicas, y le entusiasma dibujar. Animales domésticos, cubos gigantes, libros para colorear, tiendas y accesorios, botes de diferentes formas y compartimientos.

Hacia los cinco-seis años las proporciones del cuerpo se modifican. Se encuentran más torpes. Al mismo tiempo, la comparación de las proporciones de sus juguetes adquiere gran importancia ante sus. ojos. En esa edad, los patines, material de bricolage, coches, trenes, garajes, muñecos y casas para los muñecos, zancos, son sus favoritos.

A los siete-ocho años le interesan los juguetes que pueda utilizar con otros niños. Sin duda deseará tener sus libros. Rompecabezas, cartas, cuerda para saltar, canicas, mecano, encerado y tizas, libros y juegos de sociedad le agradarán.

Y llegan los nueve-diez años. El niño hace pruebas de flexibilidad y habilidad. Le gusta mucho leer relatos de aventuras. Los juegos de construcción, la caja de magia, material de costura o ganchillo y libros serán sus preferidos.

A los 10-12 años se interesa muchísimo por las ciencias naturales y por los personajes históricos. Por tanto, todo material técnico y fotográfico, libros, microscopios y estuches con útiles, le atraerá.

Con 13-14 años, de nuevo las proporciones del cuerpo se modifican con la pubertad. Los jóvenes adolescentes a veces ceden ante la apatía o el aburrimiento, se sienten a disgusto consigo mismos. Buscan la intimidad de amigos o amigas. Es la edad de los sueños, del diario íntimo y de las lecturas románticas. Sus juegos preferidos son los libros y los deportes.

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