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Reportaje:SALUD

Indigestiones y caries amenazan el año nuevo

Dulces y comidas fuertes, principales peligros

La comida adquiere un protagonismo especial en las celebraciones que rodean el tránsito de un año a otro. En Navidad, fin de año y Reyes se dejan arrinconadas las recomendaciones sobre los riesgos que para la salud supone una alimentación inadecuada. De hecho, a un grupo numeroso de enfermedades -que van desde la caries dental a ciertos tipos de cáncer relacionados con el aparato digestivo, diabetes y enfermedades coronarias- se lo conoce como enfermedades de la opulencia.Azúcar

No se conciben unas Navidades sin los típicos turrones y mazapanes, con lo que el consumo de azúcar se incrementa vertiginosamente y con ello los riesgos de caries dental.

Muchas personas, especialmente los niños, no estarán dispuestas a renunciar totalmente a estos dulces, que son casi un símbolo de las fiestas que se celebran, pero teniendo un mínimo de precauciones se pueden reducir sensiblemente los riesgos de caries. Lo más perjudicial es comer dulces constantemente, ya que el azúcar queda en contacto permanente con los dientes. El mejor consejo sería que sólo se sirvan coincidiendo con las horas de la comida. La saliva ayuda a la eliminación de la placa bacteriana, ya que arrastra los hidratos de carbono en los que se forma ésta. Las comidas en estos casos deberían finalizarse con un alimento duro, como las manzanas, que estimula la secreción de saliva, remedio sencillo con el que podemos hacer frente a la caries.

Indigestión

La indigestión es la otra gran amenaza de estas celebraciones, ya que, junto a los dulces y los regalos, las comidas excesivamente generosas completan los símbolos navideños. Muy pocos se librarán estos días de la pesadez de cabeza y estómago, tan típicos después de la Nochevieja.

El día de Año Nuevo amanece así inevitablemente unido a una molesta sensación en la mitad superior del abdomen, junto con acidez y quemazón en la parte baja del esternón, molestias muy similares a las que se producen con la úlcera de duodeno.

Generalmente no es necesario llamar al médico y estas molestias se pasarán si se suprime totalmente la ingestión de bebidas alcohólicas y las comidas ricas en grasas y fritos.

REPOSO

Conviene reposar sentado en una silla y ser lo bastante precavido como para tener en casa algunos de los numerosos antiácidos que se venden sin necesidad de receta en las farmacias. Si los síntomas se agravan progresivamente, conviene llamar al médico, especialmente cuando hay antecedentes de gastritis o úlceras. Tomar líquidos en pequeñas cantidades -hay distintas infusiones digestivas, desde el té a la manzanilla- ayuda tanto como los antiácidos.

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