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Se autorizarán en Francia televisiones privadas locales

En los próximos días, el presidente de la Republica ftancesa, François Mitterrand, podría anunciar la creación en Francia de televisiones privadas locales. En principio se beneficiarían solo las grandes ciudades. El hecho significaría el final del monopolio del Estado sobre la televisión, ya agrietado por las radios libres y el intento de televisión privada de Canal club, aunque este sea mayoritariamente estatal.

No existen noticias concretas, oficiales, sobre el asunto, pero se da por hecho que, en la primera quincena del próximo mes de enero, el presidente Mitterrand podría anunciar en una emisión televisada, la autorización de televisiones privadas locales en las grandes ciudades como París, Marsella o Lyon.Con este gesto, Mitterrand y su primer ministro, Laurent Fabius, estiman que no hacen más que anticiparse a lo que será inevitable, es decir, a la irrupción en la pequeña pantalla de las emisiones televisivas por satélite o por cable. Y dicha iniciativa, a su entender, representa un acto político importante de cara a la opinión pública. En el seno de la Administración socialista existen opiniones diferentes, y esto por dos razones: porque, en primer lugar, la televisión privada local conduciría a una situación "a la italiana", que desequilibraría el mercado publicitario, y que agravaría la ya delicada situación de la prensa escrita; en segundo lugar, estas televisiones privadas locales, tal como las interpretan los sectores oficiales que se oponen a las mismas, favorecerían en muchos casos a la oposición política conservadora liberal.

Mitterrand y su primer ministro, que son los que han "inventado" esta baza política "inevitable", en vísperas del año decisivo que será 1985, con vistas a los comicios legislativos de comienzos de 1986, propondrían una fórmula conciliadora: esas televisiones privadas locales no podrían convertirse en escaparates propagandísticos de la oposición política, y para ello se tomarían las medidas oportunas. Habría que ver, en tal caso, si los canales privados lo serían realmente.

En cualquier caso, el monopolio francés de la radio y de la televisión puede decirse que "hace aguas", a pesar de todos los intentos en sentido contrario de los más interesados en mantenerlo.

Los socialistas no han dejado nunca de quejarse de la gran baza política que perdieron al iniciar su septenio en mayo de 1981: liberar las ondas y las imágenes, tal como lo habían prometido cuando estaban en la oposición; fue la baza política que, de entrada, dejó fuera de juego, con más claridad que otras, a la izquierda ancesa.

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