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Fiesta madridista "Fue como escalar un 'ochomil', y se llegó a la cima"

"Fue como escalar un ochomil, y se llegó a la cima". La expresión de un jugador madridista define el sentimiento de alegría en el vestuario blanco al término de la hazaña. El simil montañero se reflejó sobre el césped y en las palabras de los triunfadores de la noche europea. Sanchis, Butragueño, y Valdano fueron los encargados de coronar esa especie de cordillera himaláyica que suponía remontar tres goles de ventaja al Anderlecht. Van Himst, el entrenador belga, lo vio claro: "Jugamos con cinco defensas, pero, tal como actuó, el Madrid, habrían hecho falta 10". Se quejó del "tercer gol en fuera de juego". Pero Amancio replicó: "Hubo: un penalti a Butragueño no sancionado".

Los madridistas habían visto el martes, en el cine, Karate-Kid. No hubo necesidad de aplicar en la práctica los conocimientos teóricos sobre tan efectiva arte de defensa; fundamentalmente, porque "los belgas forman un equipo que juega y deja jugar y al Madrid es muy difícil frenarle en esas condiciones cuando coge la onda". Santillana explicó así los argumentos tácticos de una victoria enorme.Fueron 11-13 en una cordada blanca que apareció firmemente unida, salvo en algunas broncas del propio Santillana a Butragueño cuando éste acaparaba en acciones individuales toda la escena. "Es que al final las ideas no estaban claras", justificó el joven delantero. Cuando se les hacía ver a Valdano, a Lozano, a Gallego, a Sanchis, a Camacho... el formidable partido individual de cada uno, todos piropeaban al resto. Por fin, hubo unidad absoluta en el vestuario. Todos coincidían en "la gran mentalización con la que hemos afrontado el partido".

Era la única forma de que unos -los de atrás- limpiasen el terreno y preparasen la subida, que otros -los del medio- ábriesen las vías colocando cuerdas fijas y apuntalasen en el hielo los piolets (picos) para que los de arriba superas en el cambio del aire a los 7.800 metros de altura -el gol del Andelercht que casi rompió las mascarillas de oxígeno- y rematasen con éxito la empresa bien ideada ayer por Amancio, el jefe de expedición.

Un jefe que se mostró emocionado. "Era difícil, pero se ha demostrado que no imposible. Lamento profundamente que los aficionados españoles no hayan podido ver por televisión el partido. Una pena. Siempre se sufre, pero el equipo supo incluso reaccionar ante el gol del Anderlecht y no desfalleció".

Amancio aprovechó la ocasión para jalear al habitualmente frío público madridista: "Su apoyo es fundamental".

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