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Vicuña-Tello: una tibia por un gol que valía dos puntos

El portero del Osasuna, Vicuña, y el delantero del Málaga Tello pugnaron en el segundo gol del equipo andaluz, que valía una victoria. En el lance, Vicuña sufrió fractura de tibia. El portero no acusa a Tello, quizás al árbitro Miguel Pérez, que le amenazó con amonestarle por simular la lesión. Es su tercera fractura y, harto, ya piensa en retirarse al campo.

"Tengo la conciencia tranquila. Estoy preocupado por el hecho de que un compañero se ha lesionado y porque me puedan colgar el sambenito de que yo tuve la culpa, pero la jugada fue bastante clara: él chocó conmigo. Es más, creo que no hubo ni falta siquiera", manifestó el delantero del Málaga Tello."Era un centro raso de Zambrano al primer palo", sigue Tello, "Vicuña se confió e iba a agacharse para recoger la pelota; entonces vio cómo yo acudía en velocidad hacia ella, se tiró y chocó conmigo. Lo cierto es que llegué primero, me volví y disparé con la zurda".

La lesión de Vicuña le pilló de sorpresa al jugador malaguista: "Me di cuenta de que estaba lesionado en el centro del campo, después de que nos felicitamos por haber conseguido el gol. Me sorprendió porque creía que la jugada no había tenido mayores consecuencias, porque ni me dolía la pierna ni sentí ningún golpe. Se me acercó Orejuela y me dijo que le había roto la pierna".

A Tello le sorprendió la reacción de los jugadores osasunistas. "Nada más sacar de centro me pegaron adrede un balonazo y después me agredió Dioni".

Vicuña considera que es gafe en esto del fútbol. De La Rosaleda salió con la pierna izquierda rota, anterionnente tuvo la misma lesión aunque en la pierna derecha, cuando chocó con un compañero. Y en una de sus manos todavía lleva dos clavos como consecuencia de otra rotura. No es pues de extrañar que Vicuña, en broma, le haya dicho en más de una ocasión al cuidador de El Sadar que si encuentra por el campo algún trozo de hueso, seguro que es suyo, informa Carmelo Ridruejo.

"La primera lesión importante que tuve señala Vicuña, fue en Primera División jugando en san Sebastián la temporada que ascendió Osasuna. En una jugada de la delantera de la Real me rompí la mano derecha. Me tuvieron que poner dos clavos que todavía los llevo y que no me molestan en absoluto. Sigo parando igual".

"Esas", agrega, "son las lesiones importantes, porque hay otras que suceden a menudo y de las que no te quejas. Un día, por ejemplo, se te sale un dedo así que te lo metes rápido y estás jugando igual".

A él le entusiasma vivir en Añorbe, su pueblo, así que "el día de mañana", recalca, "si puedo quedarme aquí con unas tierras o con lo que sea, lo intentaré. Es lo más sano que hay".

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