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RUTA DEL DESCUBRIMIENTO

Las encalmadas y vientos flojos desperdigan a los barcos antes de pasar por Canarias

El cuaderno de bitácora del primer viaje de Cristóbal Colón a América habla de 48 millas (86 kilómetros) recorridas el primer día de sol a sol. Es decir, se encontraba a la altura de Cádiz, tras salir de Palos. Después de 13 horas de navegación, las que presumiblemente contabilizó el diario para fijar la distancia realizada, la goleta Sprite America, que es la embarcación más cercana en el tiempo de las empleadas por Colón, había recorrido 78 y se situaba en el paralelo de Trafalgar, 54 kilómetros más al Sur. Y los catamaranes de cabeza, cuyo diseño es capaz de asombrar aún en los tiempos actuales, se encontraban a 114 millas (205 kilómetros) de Palos, aproximándose ya a Rabat.

En la noche del lunes y horas si guientes, tras un día de navegación desde el paso por la baliza de Palos, punto que fijó el comienzo de cronometraje en pos del récord mundial hasta Guanahaní (San Salvador), y dos días desde la salida de la regata Ruta del Descubrimiento, que terminará en Santo Domingo, cada barco ya se encontraba en la posición que le correspondía.Los vientos continúan sin se propicios para la regata. Su ausencia ya provoco el desconcierto en el estrecho de Gibraltar y la mayo ría de los barcos pasó por Palos con diez horas de retraso según las previsiones realizadas. Y después, ya con la regata rumbo al puerto de Las Palmas, segundo paso obligado, sopló flojo cuando lo hizo.

Ayer, también, hubo que navegar con una ligera variación sobre el rumbo ideal, situación que volvió a reproducir la historia de 492 años atrás: "Desde el primer momento se apreció que La Santa María era el barco más lento, mientras que La Niña, con sus velas latinas, navegaba bien de cenhida".

Los monocascos (La Niña) comenzaron a recuperar su terreno perdido en el Estrecho en cuanto sobrepasaron Palos. Pero saben que es circunstancial. También está escrito: "Cuando el viento aumentó y se hizo variable, se vio que las altas velas latinas de La Niña no permitían mantener el rumbo tan bien como las velas cuadradas de los otros dos barcos".

Pero ese momento todavía no ha llegado. El viento aún no ha sido superior a una fuerza de cuatro nudos (siete kilómetros por hora) y la tónica es una ligera brisa alternada con calma absoluta.

El peligro de cruzar perpendicularmente una zona de intenso tráfico se acrecentó al pasarla de noche y sin viento, lo que dejó algunas embarcaciones sin gobierno, hasta el extremo de que hubo quien no dudó en poner en marcha el motor para, en caso de abordaje inminente, accionarlo, aunque ello hubiera supuesto la descalificación automática en la regata.

Toda la regata está siendo una reproducción del viaje de Colón, incluidas las situaciones angustiosas, cambiando la presencia de los petroleros por la de los barcos piratas. Cinco siglos más tarde se podrá realizar la travesía más rápidamente, pero la vida en los barcos mantiene tradiciones que, habiendo recogido innovaciones con el paso del tiempo, responden todavía fielmente a sus orígenes.

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