Dos hombres armados con cuatro pistolas roban 5 millones de pesetas de un banco

Dos atracadores, armados con dos pistolas cada uno, asaltaron ayer la sucursal del Banco Español de Crédito, situada en el número 56 de la calle de General Ricardos, en el distrito madrileño de Carabanchel. Los asaltantes, que iban vestidos con traje y corbata, entraron en la sucursal citada tras encañonar al cajero cuando llegaba al trabajo y se apoderaron de un botín superior a los 5 millones de pesetas.

Alrededor de las 7.45 horas, cuando el cajero de la sucursal procedía a abrir la puerta del banco dos hombres se situaron a su espalda y tras amenazarle con cuatro pistolas le espetaron: "Sigue para adentro y no te pasará nada", afirmó un portavoz de la sucursal. Los asaltantes, que actuaron a cara descubierta, esperaron en el interior de la sucursal alrededor de 25 minutos hasta que funcionó el mecanismo de apertura retardada de la caja fuerte.

Los empleados del banco fueron encañonados y colocados contra la pared según llegaban a la sucursal. Los asaltantes, dos hombres de unos 30 años, que no se mostraron nerviosos, pidieron a los trabajadores repetidamente que estuvieran tranquilos. Durante la espera, llegaron a ofrecer a los empleados tabaco. "En todo momento", afirmó un portavoz de la entidad, "se comportaron como unos profesionales, no se trataba de yonquis. Conocían bien el sistema de funcionamiento". Abierta la caja, se apoderaron de 5.700.000 pesetas y abandonaron la sucursal.

Robo de plata

Por otro lado, dos jóvenes, armados con una pistola y un revólver, asaltaron el pasado lunes, alrededor de las 20 horas, la empresa de fundición de metales Rensa, situada en la finca Botarque, en el municipio de Leganés. Los asaltantes se apoderaron de 23 kilos de plata valorados en 950.000 pesetas, según informó ayer la policía.

En el interior de la empresa se encontraba un empleado de la fundición, que fue obligado a dirigirse al despacho donde se encuentra la caja fuerte. Ante las dificultades para abrir la caja, el empleado fue arrojado al suelo y dispararon contra él sin llegar a alcanzarle. Cuando se apoderaron del botín, para lo que necesitaron cerca de dos horas, los asaltantes huyeron en el coche del empleado.