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INVERSIONES

¡Qué cacao de 'mercao'!

Los ciudadanos españoles sólo pueden realizar por ahora operaciones de cobertura

Aquellos inversores que se deciden a operar en los mercados de materias primas deben estar dispuestos a asumir los mayores riesgos y también a obtener las mejores ganancias. Los ciudadanos españoles, sin embargo, tienen vedado por ahora caer en esta peligrosa tentación, aunque ya empieza a ser aconsejable ponerse al día para conocer todas las modalidades de operaciones que son necesarias para especular en las bolsas internacionales con mercancías tan variadas como la panceta congelada, las habas de soja o las patatas de Maine.

Desde que el Chicago Board of Trade se convirtió en la primera bolsa de futuros ya han pasado 136 años. En la actualidad estos mercados de materias primas se encuentran organizados por todo el mundo como una especie de bolsas donde la cotización de los valores mobiliarios ha sido sustituida por la de productos agrícolas, ganaderos y mineros. Todos los días, los cambios reflejan la evolución de precios que sufren estas mercancías en función de la ley de la oferta y la demanda.Pero no todos los mercados de materias primas tienen interés directo para los inversores, ya que el de físicos o cash, es decir, aquel que se salda con la entrega real de los productos comprados o vendidos, sólo es útil para aquellos comerciantes o industriales que van a utilizar esos productos. Por el contrario, el mercado de futuros ofrece unas posibilidades muy interesantes para muchos especuladores que no sean ciudadanos españoles.

En una operación en el mercado de futuros, el vendedor se compromete a entregar, en un mes determinado, una cantidad importante de un producto concreto. Para convertirse en propietario de miles de bushels (una tonelada equivale a 36,74 bushels) de café o de trigo o de centenares de cabezas de ganado sólo necesitará dar un telefonazo a un broker (intermediario), el mismo método que deberá utilizar cuando decida vender su flamante propiedad.

El coste de la aventura

Para realizar esta operación deberá depositar antes un margen o fondo de garantía, que oscila entre el 5% y 20% del valor total de la compra, según cada producto determinado. Y deberá tener en cuenta que los volúmenes que se negocien deben ser múltiplos del módulo básico fijado para cada producto determinado por cada bolsa (5.000 bushels para las habas de soja, o 36.000 libras para la panceta congelada, en las bolsas de Estados Unidos). Asimismo, cada bolsa establece los meses de entrega de los distintos productos, por lo que a la hora de cerrar el contrato se debe señalar la fecha en que vence la operación.

Las bolsas de futuros más importantes se encuentran en Chicago, Nueva York y Londres. Allí todos los días se compran y se venden los productos más insospechados, desde ganado hasta cacao, maíz o algodón. Pero tampoco hay que olvidarse de los huevos frescos, platino, maderas en contrachapados y tableros, trigo, panceta congelada, plata, habas de soja, azúcar. Así hasta más de 50 productos.

Para entender la filosofía y el funcionamiento de estas bolsas se puede acudir a un simple ejemplo: un cultivador de cacao sabe que cada tonelada de este producto le cuesta unos 1.800 dólares, por lo que intenta vender su futura producción a 1.900 dólares. Para intentar cerrar la operación debe encontrar una empresa empaquetadora que esté dispuesta a comprar a esos precios y en el momento de recoger la cosecha. Pero no es tan fácil poner a vendedor y comprador directamente en contacto.

Incluso aunque se hubieran encontrado, podría darse el caso de que no hubieran llegado a un acuerdo en el precio o en la cantidad de cacao a comprar y vender. ¿Qué pasaría si en ese momento un especulador llegara al campesino y le comprara la cosecha al precio requerido con la esperanza de poder revender posteriormente el contrato a un precio más alto? Este inversor debería asumir el riesgo de fallar en sus previsiones respecto a que el precio de este producto se incremente en el futuro, momento en que deberá vender con pérdida, ya que incluso en el caso de ser padre de una familia numerosa no le interesa guardar en su despensa centenares o miles de toneladas de cacao. Este es el papel que cumple el mercado de futuros.

El riesgo puede ser grande, por lo que los expertos recomiendan que acudan a este mercado aquellos inversores que ya estén entrenados en el juego bursátil y que además dispongan del capital y las reservas financieras suficientes para asumir la aventura.

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