Estudiantes, 94 Cajamadrid, 93
El Cajamadrid jugó como un condenado a muerte, destinado a caer derrotado. Dos titulares, Beirá y Thorton quedaban en el banquillo de salida. Ya en juego, los colegiados decretaron que eran necesarios varios tiros de gracia (expulsión de Phillips por una técnica exagerada), pero el Estudiantes se empeñó en fallar todas sus oportunidades.El Cajamadrid llevó ventajas en el marcador hasta que la situación fue insostenible, pero el Estudiantes no pudo a lo largo de todo el partido con una zona 2-3 bien pertrechada para aprovechar que Rusell sólo juega cerca del aro y que el Estudiantes carece de tiradores. Llorente anuló a los bases rivales y forzó contraataques y robos de balón. A pesar de la sangría, el equipo aguantó, incluso cuando perdió a todos sus jugadores superiores a los dos metros, y tuvo, a falta de 10 segundos el balón en la mano para intentar la victoria. Inclusó ahí la suerte fue esquiva. Tomás González, desde luego, no mandó a sus jugadores a luchar contra los elementos.
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