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Sectores de Comisiones Obreras plantean el relevo de Camacho

El Acuerdo Económico y Social (AES), y sobre todo las posibles alternativas a esta política de pactos, ha provocado un fuerte debate interno en Comisiones Obreras (CC OO). Por primera vez, sectores con gran responsabilidad -cualitativa y cuantitativamente significativos- dentro del aparato de la central sindical se plantean la necesidad de que Marcelino Camacho, actual secretario general, pase a ocupar áreas no ejecutivas dentro de la organización, en línea con los deseos que él mismo ha expresado en distintas ocasiones. Las fuentes consultadas han exigido el anonimato para evitar las tensiones personales con el propio Camacho.

Paralelamente -y sin vinculación aparente con este movimiento-, José Luis López Bulla, secretario general de la Comisió Obrera Nacional de Catalunya (CONC), anunció a Marcelino Camacho el pasado día 10, en conversación telefónica, su intención de renunciar a todos sus cargos confederales, en protesta por la forma en que este sindicato ha abordado la política de pactos sociales. Sin embargo, López Bulla -que reiteró su postura absolutamente contraria al AES- desmintió rotundamente que hubiera existido intento alguno de dimisión del secretariado confederal, del que él es vocal.Aunque fuentes cualificadas de CC OO negaron cualquier vinculación del anuncio de dimisión de López Bulla con el movimiento a favor de colocar a Marcelino Camacho en áreas no ejecutivas del sindicato, sí reconocieron que la actitud del secretario general de la CONC responde a un clima de malestar existente en la central por la actitud seguida por CC OO a la hora de llevar a la práctica su llamada Política de solidaridad contra el paro y la crisis.

La práctica automarginación de CC OO de las negociaciones del AES -independientemente de que al final tampoco se hubiera firmado- y sobre todo las valoraciones absolutamente negativas del acuerdo sin ofrecer alternativa alguna -excepto las tradicionales movilizaciones obreras- son, segun estas fuentes, las razones inmediatas del movimiento de contestación registrado en el seno del sindicato. Las razones más profundas arrancan del propio congreso confederal del pasado mes de junio, en el que se aprobaron unas resoluciones que, según los sectores citados, no se han llevado a la práctica.

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La falta de alternativas al AES provoca un movimiento para relevar a Camacho de las tareas ejecutivas en CC OO

Viene de la primera páginaEl debate se plantea en torno a si CC OO debe defender una política de resistencia "frente a la agresión del Gobierno" o si, siendo consecuente con su política de solidaridad, no debe profundizar en la vía de ofrecer alternativas realistas "y por encima de las demagogias obreristas", a la crisis y al paro. Para estos sectores, se trataría de aportar una ideología al sindicato de la que hasta ahora ha carecido al estar excesivamente dependiente de la figura carismática de Marcelino Camacho.

En este debate existen, sin embargo, dos sectores claramente diferenciados. En el primero se circunscriben actitudes como la de José Luis López Bulla, íntimamente vinculado a Marcelino Camacho, que jamás cuestionará el papel del actual secretario general. La decisión de López Bulla de no acudir a los órganos estatales de dirección tiene razones que, en algún caso coinciden con las del otro sector, pero que se fijan fundamentalmente en intereses de la propia CONC.

Dos sectores distintos

José Luis López Bulla anunció telefónicamente a Marcelino Camacho que no acudiría más ni al secretariado ni a la ejecutiva confederal. El disgusto de López Bulla arranca de la valoración que Marcelino Camacho da al AES. Camacho ataca el acuerdo sin ofrecer alternativas y olvidando que en Cataluña, CC OO y UGT están planteando conjuntamente un acuerdo con la Generalitat que, en su espíritu y forma, significa avanzar en la política de acuerdos -empleo, reindustrialización y representación institucional de los sindicatos- en la misma línea de los grandes pactos nacionales. A ello se suma que la comisión de garantías confederal ha anulado la comisión de garantías de Cataluña por no respetar el sistema de proporcionalidad en su composición. La anulación de la comisión catalana plantea un grave problema al dejar sin efecto también las decisiones adoptadas hasta ahora.

José Luis López Bulla precisó ayer que no había acudido a la última sesión del secretariado por coincidir con una entrevista conjunta mantenida por representantes de CC OO y UGT con el presidente de la Generalitat, Jordi Pujol. El sindicalista catalán afirmó que el próximo martes acudiría a la reunión de la ejecutiva confederal, como prueba de que su dimisión no se había producido. Habitalmente, López Bulla se ha mostrado partidario de la oportunidad de negociar acuerdos globales en la línea de la política de solidaridad propiciada por CC 00, lo que le ha valido las críticas del sector duro. Esta voluntad se pone de manifiesto actualmente en las negociaciones llevadas a cabo en Cataluña, que están demostrando la posibilidad de defender una plataforma unitaria UGTCC 00 ante el Gobierno autonómico.

Giro a la política sindical

Para los dirigentes de ambos sindicatos en Catalufla su nivel de acuerdo es perfectamente comprensible, dado que ambos coinciden en la necesidad de establecer cuestiones tan elementales como la necesidad de establecer partidas presupuestariaspara el empleo comunitario u otras relacionadas con las instituciones laborales autonómicas, de precario funcionamiento.

El segundo de los sectores citados, aunque comparte algunas de estas razones, va más allá en la necesidad de dar un giro completo a la actual política del sindicato.

Marcelino Camacho -al que nadie niega ser el principal activo del sindicato- es cuestionado, sin embargo, como único ejecutor e inspirador de la política sindical. Para estos medios, Marcelino Camacho debe jugar cada vez más un papel moderador, por encima de rivalidades internas y no intervenir tan activamente en el día a día sindical.

Las críticas a Camacho-siempre suavizadas ante el sacrilegio de atacar una figura histórica- no ocultan, sin embargo, el malestar producido por las últimas actitudes públicas del actual secretario general. Y en este sentido se recuerda que Camacho se enfrentó con toda dureza a Julián Ariza para defender la política de acuerdos frente a la de confrontación y ante los delegados del último congreso abogó por un modelo sindical y pidió que no se votara la lista que encabezaba Ariza. Nadie comprende ahora por qué ahora Camacho aparece públicamente más alineado con las tesis que resultaron derrotadas en el congreso. Ni por qué Marcelino Camacho, en contra de su costumbre, llegó a pedir en un consejo confederal que aprobaran unánimemente su informe y las resoluciones sobre el AES, argumentando que existía un cerco de la prensa hacia el sindicato y que la situación política aconsejaba aparecer "unidos como una piña".

El sector que encabeza este movimiento no oculta, sin embargo, las dificultades de ofrecer una alternativa a Marcelino Camacho. Y alguno confiesa que "el que aparezca como cabeza del movimiento, o gana la batalla o se va de Comisiones Obreras". Pero sí reconocen que el sistema para conseguir que Camacho quede relegado a otras tareas -"él mismo ha asegurado en diversas ocasiones que debe retirarse de la dirección y dejar en otras manos esta responsabilidad", argumentan- sólo podía llevarse a cabo mediante la negociación directa o, en último extremo con la celebración de un Congreso extraordinario, del que CC OO podría salir fortalecida o partida en dos.

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