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Tribuna:TRIBUNA LIBRE
Tribuna
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Las empresas, en la bolsa española

Esta semana se celebra en Madrid el congreso de la Federación Europea de Asociaciones de Analistas de Inversiones. Con este motivo, que reunirá a centenares de expertos en Madrid, la autora analiza la coyuntura de las bolsas españolas explicando que pese a que los mercados de valores están en alza -la revalorización supera en lo que va de año el 50%- su estrechez impide una normalidad institucional; los mercados son peligrosos por los volúmenes de inversión que se concentran en una sóla mano y por el escaso número de sociedades cotizantes. Así pues, es preciso ensanchar su base.

Desde principios de año estamos siendo testigos de una revalorización de los valores cotizados en bolsa que, medida por su índice general, supera el 50%.En les libros de texto tradicionales hemos aprendido que el mercado, entendido como centro de contratación donde, a través de un mecanismo denominado precio, se produce la casación entre la oferta y la demanda, anticipa resultados futuros.

¿Quiere ello decir que las expectativas de las empresas han mejorado hasta tal punto? Lamentablemente, hay otras muchas circunstancias que justifican este incremento. El anterior descalabro del índice general, junto con la menor relación precio / beneficio de las bolsas occidentales, justifican por sí solos una variación de la tendencia.

Además, y complementariamente, la reciente disminución de los tipos de interés anunciada por las principales instituciones financieras añade una nueva justificación, también de libro de texto, con la que explicar el último empujón del índice.

Cuando la rentabilidad real de las inversiones sin riesgo es exigua, se supera la aversión al riesgo y se sustituyen inversiones a tipos de interés fijo por inversiones en renta variable, en la espera de obtener un rendimiento más elevado.

Por la información estadística procedente de los volúmenes de contratación sabemos que una parte importante de la revalorización se debe a la entrada de dinero nuevo en el mercado, considerando nuevo al que acude al mismo atraído por una posible revalorización, y no es consecuencia simplemente de salirse de un valor para entrar en otro.

Procedencia exterior

Buena parte de este dinero nuevo procede del exterior. Cualquiera que sea la comparación que se efectúe de cifras de inversión extranjera en España con cifras de años anteriores, se baten todos los récords.Además, sabemos que es inversión básicamente institucional, lo cual equivale a decir no especulativa y fundamentada en estudios serios de expectativas.

Cabe preguntarse ahora si nuestro mercado superará esta vez las pruebas de aptitud o de idoneidad, dadas sus particulares características.

El Congreso Europeo de Analistas Financieros, que se celebrará en Madrid a lo largo de los próximos días, ha superado ampliamente todas las previsiones de inscripciones extranjeras y, aunque siendo el programa muy atractivo, se da en ésta ocasión un interés adicional: el de constatar de cerca y en el centro financiero del país cuál es la realidad de nuestro mercado.

Estrechez peligrosa

En buena medida, somos conscientes de que podemos hacer gala de un mercado con tendencia al alza, pero, sin embargo, estrecho, con todas sus consecuencias. La estrechez es en esta ocasión doblemente peligrosa, por los volúmenes de inversión que se concentran de una sola mano en algunos valores y por el escaso número de sociedades cotizadas.La primera de las peligrosidades es difícil de evitar. La relación entre la demanda de inversión de un fuerte inversor institucional y la oferta de acciones de sociedades españolas es muy desigual. Cuando hablamos de activos totales de 200 o más millones de libras de algún fondo de pensiones (Postel, por ejemplo) se puede comprender mejor esta desigualdad.

El segundo elemento de peligrosidad podría, a buen seguro, amortiguarse ampliando la base misma, del mercado.

Cuando los analistas hablamos de mercado e intentamos agrupar a las sociedades en sectores homogéneos, nos encontramos ante dos sectores claramente diferenciados y con sociedades representativas. No es preciso decir que son el bancario y el eléctrico. Sin embargo, la delimitación de otros sectores con sociedades significativas se hace difícil. No hay, por ejemplo, un sector de alimentación representativo, como tampoco hay un sector farmacéutico, hotelero o textil, por citar otros tres. Hay sociedades que cotizan y sociedades que, no cotizan, y no siempre las primeras son las más significativas.

¿Qué alicientes tiene que ofrecer el mercado a las empresas que no están presentes para que éstas acudan al mismo? La fiscalidad, factor que se había considerado muy negativo años atrás, pasó a convertirse en factor positivo cuando las valoraciones en el impuesto sobre el patrimonio se efectuaron a valor de mercado en acciones cotizadas y a valor contable en acciones no cotizadas.

Ensanchar la base

Es bien patente que pueden ofrecerse incentivos adicionales, tanto para fomentar la inversión en valores -recordemos la aplicación de la Lo¡ Monory o las cuentas de ahorro en acciones de Francia- como para hacer acudir a las empresas al mercado. A pesar de ello, el mayor atractivo, la parte más importante, debe ofrecerla el propio mercado. Éste tiene que ser capaz de suministrar a las empresas los recursos que necesitan para hacer frente a sus proyectos de inversión. Y los tiene que suministrar en los volúmenes y plazos en que las empresas les requieran y, por supuesto, a precios de mercado.De la anterior crisis surgió la necesidad de crear la comisión para el estudio de la reforma del mercado de valores, y a raíz de sus recomendaciones se han introducido sustantivas reformas. En una situación radicalmente opuesta, con un índice eufórico, se pueden acometer proyectos más ambiciosos, y el de ensanchar la base del mercado es uno de ellos.

Ya, sea fomentando el desarrollo inicial de los segundos mercados o facilitando el acceso al mercado oficial, pero hay que ofrecer contrapartida a la mayor demanda si lo que queremos es un mercado competitivo, un mercado capaz de reflejar lo que sucede y lo que se espera que suceda en las empresas.

Montserrat Arqué es economista-analista financiera y secretaria general del comité organizador del Congreso de AA FF.

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