La destitución del director deI. hospital de Carabanchel
Seamos serios, existen situaciones en que una noticia periodística da lugar a íntoxicaciones y evolucionan de tal forma que hace que la opinión pública sea mentalizada con arreglo a los criterios de la fuente informadora y predispuesta a la simpatía o animadversión hacia determinado individuo o colectividad. Todo ello viene a cuento respecto a las noticias públicas en determinada prensa referente al caso Fernández Carrá-Carabanchel, aunque también podría referirme a informaciones de otros casos en que se tergiversan las mismas para, así, ensalzar o menospreciar según criterios partidistas, políticos o particulares.Como hijo de funcionario de Prisiones y amigo de muchos de ellos, he de salir al paso de la referida noticia y contar con que el derecho a réplica y la libertad de expresión no sean meras palabras de nuestra Constitución.
Seamos serios, en el presente caso se observan irregularidades que los periodistas, acostumbrados a indagar hasta límites insospechados, se contentan con unas someras pesquisas y unos ceses para dar por concluidas las mismas. Indaguen. ¿Por qué a un asesino convicto se le asigna prisión atenuada de segundo grado? ¿Por qué está alojado en un hospital durante varios rneses para un simple quiste (ahora se le operará rápidamente)? ¿Por qué a otros de su misma calaña se les da trato de privilegio? ¿Por qué a otros malhechores de otras siglas se les considera, se les mima, e incluso se les teme? ¿Qué ocurre? Seamos serios, no pretendan lavarnos el cerebro y hacer responsable de todo ello a un simple funcionario, por muy director que sea; no seamos tan severos con quien no lo merece, y que se verá obligado a guardar silencio en evitación de ulteriores consecuencias; pensemos que por una nimiedad como es el horario de visión de una película no es motivo suficiente para tal destitución. Me consta que existía esa prohibición, que dicha orden prohibitiva se cumplió, salvo por el último responsable de acatarla, el cual, ante la falta cometida, ha tratado de soslayarla mediante una decisión drástica, triste e irresponsable.
Seamos serios, me consta que el señor Aparicio, a quien admiro, estaba en ese puesto en virtud a méritos contraídos en prisiones de máxima dificultad, como las de Nanclares de la Oca y Ocaña, que incluso se le ha respetado con los cambios de Administración gubernamental, que se le puede tachar de no haber querido ser títere de ninguna (observe que digo ninguna) Prensa especializada, al no prestarse o plegarse a sus requerimientos; pero de lo que no me cabe la menor duda es de su honradez, honestidad y espíritu de servicio.
Seamos serios, el señor Aparicio estaba la noche del domingo disfrutando su descanso en una localidad a 30 kilómetros de Madrid y, por tanto, mal puede ser el responsable. Por último, si el director está con descanso, el subdirector estaba con vacaciones, como asimismo el administrador, ¿cómo es que se destituye a los dos primeros y se nombra al tercero para regir el citado centro? Habrá que pensar que el nombrado sea más afín con las ideas políticas, que no deberían servir para medrar en determinados estamentos.-
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