Una fotonovela atrevida
Es difícil decir algo de una película que, con su título, ya lo explica todo. El tono seudocientífico que comporta ligar matrimonio y experimentación es revelador de cómo se plantea la cinta. De lo que se trata es de condenar la posibilidad de que dos jóvenes vivan juntos y hagan el amor sin antes pasar por la vicaría. Ornella Mutti -su descubrimiento justificaría que Masó figure en las historias del cine- y Alessio Orano son quienes se atreven a quebrar la ley y las desgracias no dejarán de caer sobre ellos: las disputas serán continuas e in crescendo, desde una impagable secuencia en la que unas albóndigas sirven de detonador -según parece, la mamá de Alessio era mejor cocinera que la exuberante Ornella- hasta la separación y posterior aborto.En su época, la película tuvo un gran éxito porque hablaba de sexualidad juvenil y la acción transcurría en ambientes universitarios, entonces vistos como vanguardistas y rebeldes. Naturalmente, Masó fabrica unas imágenes que parecen sacadas de una fotonovela, con personajes y actitudes increíbles, que no tienen nada que ver con la verdad.
Experiencia prematrimonial se emite hoy a las 22
30 horas por la primera cadena.
Pero, aunque fuera negativamente, Experiencia prematrimonial se aproximaba a cuestiones que interesaban al público y eso facilitó grandes recaudaciones.
Para sociólogos impenitentes, fans de la Mutti adolescente y no convertida por Ferreri, y amantes de la ciencia ficción hispana, la película puede que tenga algún otro interés que el de provocar la vergüenza ajena.
Porque aunque ahora sea de buen tono reconsiderar juicios extremistas emitidos en el pasado, dudo que la nueva benevolencia sirva para redimir Experiencia prematrimonial de su pecado original de falsedad y oportunismo. Es más, ni tan sólo el tono costumbrista que Pedro Masó supo insuflar a los Anillos de oro de Ana Diosdado aparece aquí, en medio de una acción a menudo situada en pisos que se dirían tiendas de muebles de lujo.
Escasas sorpresas
La revisión del cine español, su examen desde una perspectiva no sectaria -esa sí es una experiencia condenada al fracaso-, lleva a afirmar que peor que no tener una tradición es tenerla mala.
Las auténticas sorpresas, las auténticas películas que en su día no fueron apreciadas, ion escasas y, al margen de que en algunos casos se trata de productos que no sintonizaban con los intereses o gustos de la época, más a menudo sucede que sus méritos quedaron ocultos por problemas de comercialización o por tópicos enmascaradores. Pero nada de eso afectó a Experiencia prematrimonial, hoy exhumada por TVE para que el espectador haga prácticas arqueológicas con la España de los últimos años del franquismo.
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