_
_
_
_

Linda Christian

La que fue esposa de Tyrone Power participa en las fiestas nocturnas de Marbella, quiere encontrar un compañero y ama más la pintura que el cine

Es una mujer llena de gestos, a la que gusta conquistar con la mirada. Nacida en Tampico (México), su árbol genealógico contempla una abuela española, madre mexicana y padre holandés. Llegó al cine de la mano de su mito, Errol Flynn, y comenzó a estudiar arte dramático ya desde el mundo de los platós. A despecho de otras muchas de su época, casó con Tyrone Power, y ahora la pintura es tan importante como hallar un compañero, labor ardua porque "soy horriblemente exigente". Aunque habitual de las noches de la Costa del Sol, que conoce desde hace 12 años, no se siente necesaria. Este verano vive con su madre - 14 nietos y 12 bisnietos en un alcor de una urbanización de lujo, cerca de Deborah Kerr, en una casa rodeada de campos de golf y con refugio atómico. Recientemente han coincidido cuatro generaciones. Dice que sus relaciones con Romina son "maravillosas, un encanto".

Su vocación internacional comenzó temprano, con tan sólo año y medio, cuando su padre, inmerso en los negocios del petróleo, viajaba con su familia frecuentemente a Venezuela, Holanda, Oriente Próximo o Suráfrica. Un aventurero actor, Errol Flynn, le abrió el camino del cine -"Ser descubierta por tu héroe es todo un sueño"-, pero no comenzó sus estudios de arte dramático hasta su primer contrato con la Metro-Goldwyn-Mayer. No comprendía cómo siendo novata le ofrecían papeles largos: aún relee en su diario personal la reseña, entre admiraciones de incredulidad, del día en que supo que entraría en la Meca del cine. Deplora más la muerte de James Mason que la de Richard Burton, porque conocía mejor a aquél, cuando acudía a sus barbacoas y acariciaba a sus gatos, que a éste, que por entonces "estaba muy controlado por Liz".Linda Christian se encuentra en la edad de escribir memorias -las suyas, publicadas en varios países se conocen ahora en España- de reflexionar sobre el pasado. Todavía prosigue su diario, "porque hay dos libros dentro de mí". Es la edad de descubrir que la pintura le satisface más que el cine. Católica, lé sale Ia virgen de los milagros, uno de los cultos del país de los aztecas, en muchas de las ocasiones en que se pone delante de un lienzo. Ha expuesto en Acapulco, Los Ángeles y Houston (Tejas), y prefiere vender a regalar, "porque me gusta ver mis cuadros en el salón y no en el baño". Diego Ribera le ha retratado dos veces, la última surgiendo de un bosque de orquídeas, un cuadro que vale 150.000 dólares: "Esto sí que es un buen regalo".

Tanto ella como su madre defienden que "la sangre llama", y de ahí su tendencia hispánica. Aquí vivió su luna de miel junto a Tyrone, en un coche en el que recorrieron la piel de toro. Al padre de Romina lo conoció en los partes de Holywood, pero el flechazo no surgió hasta llegar a Roma, cuando ella y su hermana pretendían un autógrafo del galán: "Cuando abrió la puerta, todas las campanas de Roma tocaron para los dos al mismo tiempo". Muchos años después, Hohenlohe la invitó a Marbella. El aire fresco de la costa y el mar la fascinaron de tal modo que se quedó durante siete años. Ahora se dispone a adquirir un lujoso habitáculo dé un moderno complejo hotelero marbellí.

En el ambiente de la capital de la Costa del Sol no se siente necesaria, a pesar de tener varias fiestas diarias para escoger. Si no acude, "voy a cenar con mi mamá, veo la tele, leo un libro o escribo cartas". Lo que más desea en este momento es hallar un compañero " mano a mano", pero no -es tarea fácil porque el paso de los años la hace "horriblemente exigente". Ve con buenos ojos la condición actual de la mujer para que haya más equilibrio entre los sexos. "Estamos madurando, porque no es lo mismo tener un amo a tener un compañero"-, pero reconoce que "los hombres sufren más que las mujeres".

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_