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Salamanca, un veraneo cultural que florece en la plaza Mayor

La desbandada de estudiantes que se produce durante el verano se compensa, en el ambiente salmantino, con el paso breve, pero multitudinario, de gentes que aprovechan sus vacaciones para conocer una ciudad que guarda su principal peso específico en sus propias piedras; pero se compensa, sobre todo, con la presencia, colorista y despreocupada, de algunos miles de estudiantes extranjeros que, cada vez más, se integran en la vida local.Según explican los propios organizadores de los cursos de verano de la universidad, cada año son más los alumnos que se alojan en viviendas familiares y los que acuden a Salamanca a título individual, por recomendación de algún amigo que ya disfrutó de la experiencia.

Por eso, "el ambiente para la hostelería es muy bueno. Porque hay libertad. Y ahora hay mucha gente y mucha mezcla. Te ves a a hija de un catedrático con un calisto -gitano que se dedica al tráfico de droga-, porque dice que le da cuartel -vender la mercancía-", explica Manolo Sánchez Redondo, un personaje que ya lleva 15 años al frente de diferentes pubs y discotecas.

Así, según él, los 1.300 establecimientos que existen en Salamanca, desde las tabernas a las salas de fiesta, "van bien". Sobre todo, los pubs y discotecas, porque ahora la gente prefiere gastarse el dinero de noche. En tres años, los precios no han subido, y hay gente que se viene a pasar fines de semana desde Madrid, porque, con viaje y todo, le sale más barato tomarse las copas en Salamanca".

El Verano Cultural ha querido poner la guinda a la oferta veraniega y nocturna de Salamanca, aunque no falten los que critican estas inversiones tachándolas de versión moderna de "pan y circo", por encima de contingencias como la polémica suscitada tras la representación del Teledeum de Els Joglars que motivó duras notas del obispado.

Las actuaciones de Vittorio Gassmann, Art Blakey, Phil Woods, la Nueva Compañía de Canto Popular, el Ballet Nacional de España Clásico, Rafael Alberti, Rubén Blades y Juan Formell, Paco de Lucía, Quilapayún, Daniel Viglietti y Mario Benedetti, Oskorri, Amancio Prada, la Orquesta de Cámara Reina Sofía, El Tricicle, el Teatro Corsario, el Teatro del Príncipe o los iconoclastas Joglars, entre otros, constituyen indudables alicientes para hacer más llevaderos los calores de quienes pasan su verano en Salamanca.

El buen dormir

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De esta manera, Salamanca pretende atraer a quienes no sienten la fiebre anual de sol y playa. Los salmantinos han justificado el menor atractivo veraniego de Salamanca por la incuestionable realidad de su geografia. Su síndrome de secano lo han compensado con elogios a su clima nocturno: "Porque aquí, por las noches, se duerme que da gusto".La plaza Mayor es el paradigma de la vitalidad y cl bullicio de Salamanca. Lugar de encuentro ciudadano, de paseo y de ronda, se convierte en el verano en escenario del universalismo que vive la ciudad. Balneario matinal, a tenor de las piernas y espaldares pringados en aceites que se exhiben sobre las sillas de las terrazas, es coto público de cazas amatorias en el crepúscu lo y coso taurino donde cosechan éxitos algunos excéntricos.

Los extranjeros, mayormente con la Guía Michelín como asidua compañera, desfilan por catedrales, las Dueñas, San Esteban, la Casa de las Conchas, la de las Muertes, el Patio Chico, los Irlandeses... Los hispanos prefieren quedarse a la puerta para evitar en aras de la crisis, la obligada taquilla.

La visita diurna a la universidad tiene el atractivo añadido de los gitanillos que cantan su explicación de la fachada y el significado de la rana que se apoya sobre el cráneo tallado en uno de los capiteles. Estos chavales, con edades entre seis y 13 años, han memorizado un dis curso que repiten incansablemente, agobiando incluso a los visitantes, a la espera de unas monedas que, al cabo del día, suelen sumar entre 1.000 y 2.000 pesetas por cabeza. Y eso que ya son 31 estos cicerones cetrinos.

La labia de 'el Exprique'

Los gitanillos aprendieron su discurso de El Exprique, un colega que, a los 20 años, ya se jubiló de esa actividad cotidiana, y que debe su apodo a las explicaciones que ofrecía, y que los más pequeños han memorizado -cabe suponer que también la melodía del discurso- gracias a un casete y a las cintas que compraron en el rastro local.De todos modos, El Exprique, el único payo de esta saga, no se está plenamente satisfecho de sus sucesores y discípulos: "Yo aprendí de un libro que me regaló mi padre para que hiciera una redacción sobre Salamanca que me mandaron en la escuela, y luego seguí leyendo otros textos, pero estos chavales no estudian nada".

La Policía Municipal acude periódicamente a la universidad para poner en fuga a estos gitanillos explicadores. Por eso, cuando en el Patio de Escuelas se escucha un grito que dice "¡agua!", se produce inmediatamente la desbandada de los cicerones, que buscan la diáspora en la primera esquina. "Vienen los agua, nos riñen y nos tiran la porra, aunque no nos dan. Ya hemos ido a ver al arcarde, que nos apuntó los nombres para darnos un carné". El alcalde les ha exigido, a cambio, que acudan a la escuela todos los días del curso.

Salamanca vivió el boom turístico español a su manera. La invasión extranjera llegó de la mano de los Cursos Internacionales de Verano de la universidad y, por eso, en esta ciudad, las norteamericanas se convirtieron en un atractivo añadido durante el estío salmantino. Muchos adolescentes y jóvenes salmantinos se apostaban en las inmediaciones de los colegios mayores, habilitados en estas fechas como residencias de extranjeros, a la espera de los autocares que trasladaban a los grupos de Massachusetts o Cincinatti desde Barajas, ávidos de historias amorosas.

Desde entonces la caza apetecida por los jóvenes salmantinos se ha ido resabiando y se ha hecho más resistente a las argucias de aquellos latin lovers -"los españoles, muy amables, pero un poco pulpos"-, y los ligones de oficio han perdido buena parte de su furor, aunque todavía quede algún especimen que no dude en abandonar a la novia en junio para permanecer libre hasta el otoño, momento en el que vuelve a abrirse su período nacional.

Poco a poco, la oferta norteamericana se amplió también a otras nacionalidades europeas, lo que sirvió a los jóvenes salmantinos, inmersos en los planes de desarrollo, para entablar sus primeras relaciones con el Mercado Común, que ahora ya se extienden a otros confines de Asia y África. Pero "esa movida de las extranjeras ha cambiado mucho", explica Manolo Sánchez.

"Ya vienen solas y se juntan con la gente. No hay que ir a buscarlas ni recogerles las maletas". Ni excusas ni cacería. La relajación de las costumbres se ha generalizado.

La universidad enseñó, a través de los Cursos de Verano, a muchos adolescentes hábitos europeos, aunque a costa de un sarampión bochornoso.

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