Anselmo Velázquez

León, de 54 años, vendedor ambulante de discos y casetes, descubrió el pasado lunes, al regresar a su domicilio de La Laguna (Tenerife), que cuatro de sus siete hijos, Juan Ramón, Rafael, Begoña y Sandra tardaban más de lo debido. Los cuatro hermanos, cuyas edades están comprendidas entre 8 y 13 años, habían decidido marcharse de casa con la excusa de ir a buscar una tabla para acondicionar la cama de su madre embarazada. Provistos de bañadores y con 500 pesetas en el bolsillo, proyectaban recorrer 30 kilómetros a pie y bañarse en las piscinas artificiales del Puerto de la Cruz. Cuando su padre, alarmado, denunciaba el caso en la comisaría y pedía ayuda a la asociación de radio aficionados Eco-Tango, ellos estaban ya zambulléndose alegremente en las aguas de Las Teresitas, a 10 kilómetros de su casa. Se habían trasladado hasta allí, en guagua (autobús), y pasaron la primera noche en una de las barcas varadas. La segunda noche durmieron al aire libre, en una plaza pública. Al ser localizados, afirmaron que se habían puesto nombres falsos durante los días que estuvieron solos y que habían comido únicamente galletas y salchichas. Llevaban consigo una foto de sus padres que besaban por la noche, y sólo habían tratado de "vivir a su aire".