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Reportaje:Los Juegos de la 23ª Olimpiada de la era moderna, clausurados

La natación sincronizada única prueba que no notó las ausencias

Los últimos deportes finalizados del programa olímpico de Los Ángeles, aparte del atletismo, fueron, curiosamente, los menos devaluados. Sólo la esgrima volvió a notar la baja de la URSS y de otros países de su órbita, pero muy escasamente la hípica, los saltos en la piscina o el tiro con arco. Y absolutamente nada, algo insólito en la generalidad, en la natación sincronizada, justamente al revés que en otra modalidad debutante en los Juegos, la gimnasia rítmica, de categoría auténticamente regional.Estados Unidos, con su estrella Tracy Ruiz a la cabeza, dominó la natación sincronizada, según estaba previsto. En el ballet acuático estilo Esther Williams, naturalmente comentarista en televisión, aún no han entrado los países socialistas, que tienen Hollywood bastante lejos.

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Saltos

Los saltos, que terminaron en la piscina poco antes de la natación sincronizada, no pudieron notar ausencia alguna en hombres- al estar Gregory Louganis llenándolo todo. Su exhibición, como se esperaba, volvió a ser deslumbrante y pasó de los 700 puntos en solitario una vez más. En mujeres, en cambio, a la derrota de las norteamericanas en la palanca de 10 metros por la china Zhou y en trampolín de tres por la canadiense Bernier se debió unir en la primera la campeona de Europa, la soviética Lobankina, de gran nivel, para ganar incluso el oro en lucha con su compatriota Stasjulewistch.

Hípica

En la hípica, en cambio, el hipódromo de Santa Anita, típicamente americano, pudo decir que vio a lo mejor del mundo. Si en doma el doctor alemán occidental Klimke y la RFA no dieron opción, e incluso el neozelandés Todd dio el disgusto en el concurso de tres días individual al superar en la última prueba a Karen Stives, Estados Unidos brilló con fuerza. No sólo se impuso por equipos en el concurso completo, donde sí faltó una incógnita, Polonia, revelación en los últimos campeonatos europeos, sino en la Copa de las Naciones de saltos por equipos y en el individual. No se conformó con el título, sino que se llevó oro y plata con Fargis y Honmfeld. El español Alvarez Cervera, demostrando su calidad de gran jinete, logró un espléndido sexto puesto y por medio punto no pasó al desempate para la medalla de bronce.

Esgrima

En esgrima, nuevamente la baja soviética, acompañada por Hungría e individualidades búlgaras, devaluó en gran medida la competición. Italia acentuó su éxito en los Juegos Con tres medallas de oro -dos en florete y sable por equipos y otra en el florete individual por medio de Mario Numa- Pero en esta última arma faltó el soviético Romankov, así como el equipo de la URSS en sable, ambos campeones mundiales en Viena el año pasado. No fueron las únicas ausencias. Tampoco estuvo Hungría, subcampeona del mundo.

Francia, derrotada en las finales por equipos de sable y espada y sólo tercera en la de florete, ganó dos títulos individuales gracias a Boisse, en espada, y a Lamour, en sable. Pero en esta última no estuvieron tampoco los hermanos búlgaros Etroploski, Vassil, campeón mundial, y Christo, tercero. La RFA sumó también dos medallas de oro, la de espada por equipos y el florete femenino, en cuya arma individual la china Luan se impuso a la campeona europea, la alemana occidental Hanisch, y a la mundial, la italiana Vaccaroni. En estas últimas pruebas, al menos, no faltó nadie de entidad, salvo el equipo de Hungría, tercero en Viena, pero tras Italia y la RFA, algo casi insólito en los Juegos.

Tiro con arco

En el otro deporte con arma finlizado el penúltimo día de competiciones, el tiro con arco, se respetó la primacía, con el dominio masculino norteamericano y femenino coreano. Sólo faltaron las soviéticas Arjanikova y Butuzova, que debían haber demostrado en competición sus récords mundiales. Nunca se sabrá. En los Juegos de Los Ángeles se han visto demasiadas cosas, pero no todas importantes.

Piragüismo

Las ausencias de la RDA y la URSS, con otros países del Este, devaluaron gravemente el remo y el piragüismo olímpico, disputado en el lugar de competición mas alejado, el lago de Casitas, a 150 kilómetros del centro de Los Ángeles. El dominio neozelandes en las piraguas, como el rumano en el remo femenino no se hubiese producido nunca con la presencia soviética y alemana oriental en las primeras y de las, alemanas en el segundo. URSS y RDA hubieran acaparado el 75% de las medallas.

En el piragüismo, con una mirada a los pasados Mundiales de Tampere (Finlandia), en 1983, donde sí estuvieron todos los mejores, se puede comprobar que hubiesen cambiado con seguridad los resultados olímpicos producidos en Los Ángeles. Los neozelandeses Ferguson y Thompson,. por ejemplo, ganadores cada uno de tres de las cuatro medallas de oro masculinas conseguidas por su país (el doble que Canadá), se habrían tenido que conformar con una en K-4, como mucho. La sueca Andersson, con dos oros (los de su país) y una plata, quizá con un único bronce. Rumania, gran decepción, sólo igualó a Suecia y Canadá con dos títulos, uno masculino y otro femenino.

Remo

El remo también tuvo un sintomático reparto: hubo dominio casi absoluto de Rumania en mujeres, con cinco títulos de seis (sólo Estados Unidos ganó el ocho), pero una medalla de oro para cada país en las ocho pruebas masculinas. En ambos casos faltaban la RDA, sobre todo, y la URSS. Los que debían haber sido máximos ganadores. Con ellos ' Lasurtegui y Climent hubiese tenido serios problemas para adjudicarse la plata.

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